Escudos protectores

Semana de cumpleaños, al menos de dos importantes del Partido Popular de Asturias. El delegado del Gobierno y ex alcalde Gabino de Lorenzo ha cumplido, hoy, día de San Valentín, 73 años, mientras otro ex alcalde y presidente local del PP, Agustín Iglesias Caunedo, celebró el viernes con los suyos su 45 aniversario.

El domingo se presentaba tormentoso meteorológicamente hablando pero tranquilo en lo informativo hasta que saltó la noticia en Madrid: Esperanza Aguirre dimite como presidenta del PP de Madrid aunque no como portavoz en el ayuntamiento. El PP de Madrid no se ha librado, como el de Valencia, de la visita de las fuerzas del orden que por orden judicial investigan casos de corrupción. Me imagino que en estos momentos al jefe supremo, Mariano Rajoy, no le llega la camisa al cuerpo al ver como empieza a caer el castillo de naipes popular que con tanto esfuerzo levantó en los últimos años.

Al jefe del gobierno en funciones le empieza a pasar factura no haber sido lo bastante diligente con algunos de sus colaboradores y en su momento, caso de Valencia, haberles cortado políticamente la cabeza. Sin que la flor de la gobernabilidad en España se haya despejado aún me da la impresión de que cada día que pasa la posición de este registrador de la propiedad es más débil. Creo que se ha llegado a un punto en que el Partido Popular necesita aplicar eso de lo que ahora se habla mucho: La regeneración. Y ésta pasa sin duda alguna porque Rajoy dimita y se retire a los cuarteles de invierno, esto es, a su notaria de Santa Pola en Alicante. Para ello, lógicamente, el Partido Popular debe convocar un congreso nacional y luego los regionales. ¿Quién debería ser su sucesor?. A mi me gusta el presidente de la Xunta gallega Nuñez Feijoo. Un barón sensato y eficaz que no hace asco a las autonomías bajo el paraguas de una España una, grande y libre, y lanzado en su momento a la política de la mano del entonces secretario general del PP Francisco Alvarez-Cascos.

El caso es que con la situación que está dando no cabe duda de que el socialista Pedro Sánchez. que se califica de social demócrata como no podía ser de otra manera, llegará a La Moncloa pero no es lo mismo si lo hace teniendo como socio a Ciudadanos con la abstención del PP que compartiendo carteras ministeriales con Podemos. Ahí es donde debería de entrar en juego la grandeza y generosidad de la derecha española, la de facilitar su investidura, pero tal postura por parte del Partido Popular se me antoja hoy por hoy imposible dado el cabreo que Mariano Rajoy tiene con Pedro Sánchez tras los desprecios y descalificaciones que el socialista viene haciendo, partiendo de aquel tenso y poco afortunado debate en televisión durante la campaña.

Llegar a otras elecciones generales no supondría cambiar mucho el panorama. Las encuestas apuntan a una repetición de los resultados con tendencia a la baja del PP y del PSOE y al alza de Podemos y Ciudadanos. Además, prolongar la interinidad del gobierno de la nación no es bueno. El lío catalán ahí sigue y ahora hay atisbos de que se suman los vascos puesto que el PNV, partido gobernante, quiere romper la caja única de la Seguridad Social como primer paso de una hoja de ruta que les llevaría también a la independencia. Me imagino que no solos los ciudadanos de a pie, que somos muchos y sensatos, estamos preocupados; también lo está la Unión Europea con frentes de negros nubarrones tal es el caso del referéndum inglés sobre su futuro en la UE, la posibilidad de otra crisis económica mundial y el nada resuelto pero patético tema de los refugiados e inmigrantes.

Al final, contemplada la situación desde un punto de vista de ciudadano de a pié, todo apunta a misiles apuntando al estado del bienestar. La cuestión es quién, cómo, cuando y donde habrá que colocar los escudos protectores.



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