“Estamos al borde del abismo de una crisis política, económica y financiera” (Piketty)…

… y social, medioambiental, conceptual, ética! ¿Por qué no se convoca una gran conferencia mundial para, entre políticos, intelectuales, científicos, sociólogos, filósofos… abordar los gravísimos y apremiantes desafíos de nuestro tiempo? Sería irresponsable, sería un culposo error histórico, una irreparable traición a las generaciones futuras hacer caso omiso de las voces, ya gritos, de alarma.
Está claro que los grupos plutocráticos que el neoliberalismo globalizador situó en lugar del multilateralismo democrático han fracasado estrepitosamente. Hay que tomar medidas. Hay que inventar el futuro que corresponde a la era digital. Hoy, en primer lugar, hay que atajar resueltamente la inmensa violencia que representa la extrema pobreza. No me canso de repetir que debe pesar en nuestra conciencia para el comportamiento cotidiano la muerte por hambre de más de 40 mil personas cada día, al tiempo que se invierten en armas y gastos militares 3.000 millones de dólares. Los más ricos, más ricos todavía. Según Oxfam, 85 personas poseen más riqueza que la mitad de la humanidad (3.300 millones)… 
Es perentorio reaccionar. ¡Y no caer en el abismo! ¡Clamor popular para una conferencia mundial extraordinaria que no gire alrededor de la economía y de los mercados sino del único real protagonista: cada ser humano!



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