¿Qué hay por el mundo…?

Un amigo mío siempre que llama por teléfono a su hermano, religioso  de clausura, escucha la misma  pregunta:

 

-¿Qué hay por el mundo?

Y últimamente mi amigo le responde:

 

-Lo de siempre… Suben los impuestos,  aumenta la corrupción,  tenemos menos empleo y cuesta mucho  llegar a fin de mes... Usamos menos el coche,  arreglamos nuestra ropa – ahora hay tiendas de reparación de ropa usada- y por no comprar  no compramos ni el periódico, lo leemos en la Casa de Cultura y lo único que gastamos son las suelas de nuestros zapatos de tanto caminar o pasear por las calles... Tenemos  hasta comedores especiales para gentes carentes de recursos y para transeúntes y como siempre el pueblo por un lado y la Política por otro. Unos se van de vacaciones a Tailandia y otros vamos alguna vez que otra a la playa de Gijón…Nadie o casi nadie se preocupa del necesitado, del sin recursos.

 

Su hermano asombrado y preocupado insiste:


    - ¿Pero tendréis alguna ilusión, alguna esperanza, algo que os motive, que os mueva?

 

-     Pocas o casi ninguna- contesta mi amigo-. Nuestra única ilusión es subsistir, cobrar a final de mes y nuevamente a esperar…aunque ahora tenemos nuevo rey, Felipe VI; un nuevo partido que promete aliviarnos de nuestras angustias y un conflicto internacional en Ucrania que todavía puede complicarnos  más el futuro…por lo demás el primer percebe de temporada se ruló a  73 euros el kilo y para más colmo las sardinas  escasean.

 

No hay duda que el paso de los años produce escepticismo, desencanto, parece que las sorpresas se atemperan con el crecer, que el optimismo se carga de prudencia y que no hay nada nuevo bajo el sol. Que todo se mueve según la ley de la oferta y la demanda, según los mecanismos del mercado, del interés, de la productividad, pero noticias tan alarmantes e inesperadas como la epidemia de ébola- algo que pensábamos que estaba desterrado de la faz de la tierra-, que asola Äfrica y amenaza al mundo entero han puesto en evidencia  nuestra pobre lógica, nuestra razón acomodaticia,  y es que las piedras, hablan, gritan, demandan ayuda a través de las conductas ejemplares del padre Miguel Pajares y sus colaboradores, ya fallecidos, que con su testimonio de entrega y coherencia nos recuerdan las palabras del mártir cisterciense Padre Christian ,ejecutado en el monasterio de Tibhirine(Argelia) un 21 de mayo de 1.996, cuando dice “mi vida no tiene más valor que otro,,, ni tampoco menos…” . Una vez más se comprueba que es en las situaciones límites, de desesperanza, donde el ser humano da lo mejor de sí mismo y nos muestra a todos que es posible un mundo mejor, pero con una condición y es que no miremos demasiado nuestro ombligo, que sepamos que  los demás existen, que no nos consideremos demasiado importantes,   pues somos meros transeúntes que deambulamos por los caminos de la vida. Estos son los ejemplos que necesitamos y viene bien recordarnos,- ya que quizás no leemos vidas de santos-, que es obligación de todos  hacer un mundo más justo, más solidario, más próximo, más  humano, pero para ello el ingrediente que no puede faltar es el Amor con mayúscula.

 

Hace unos días nuevamente se reprodujo la conversación entre ambos hermanos y se repitió la pregunta:

 

¿Qué hay por el mundo?

 

La respuesta en este caso fue diferente y mi amigo, algo más ilusionado, respondió:

 

-: Inundaciones en el Hospital de Asturias (HUCA) , nuevas vocaciones de carmelitas descalzas en Zarauz, la última una pamplonesa, licenciada en Derecho, de nombre  Carolina Martínez, y para colmo, un bebé de diez meses, a quien le han puesto el nombre de Princesa, llega a las costas de Tarifa, sola, sin sus padres, en una patera... Ahora ya empiezo a entender el optimismo de Rajoy cuando dice que la “recuperación es firme y cada vez más intensa”.

 

No quisiera terminar este escrito sin agradecer la sensibilidad y la ayuda prestada por el gobierno del Sr. Rajoy para repatriar al padre Migel Pajares- recientemente fallecido- y a la monja Juliana Bohi, -que sigue su lenta recuperación, descartado que tenga ébola-, pues bueno es reconocer que no sólo de pan vive el hombre...  

 

 



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