El silencio no es rentable

Se dice en los mentideros que se acabó la estrategia de ponerse de perfil y esperar que los días vayan arreglando la situación. Se empieza a  resucitar el conocido principio de que “el silencio no es rentable” y que a la vista de la alarmante pérdida de favor, por parte de la opinión pública, es preciso reconducir la política de comunicación, estableciendo una aproximación entre la acción gobernadora y la ciudadanía. Cada vez más necesaria de cara al tenso otoño que se avecina.

Algo puede estar cambiando cuando, en el espacio de pocos días, Rajoy se decide a explicar sus planes y realizaciones en forma más concreta de lo que ha sido habitual de este “previsible” político. La entrevista que mantuvo, el pasado día 2, con periodistas de ABCy de tres importantes medios europeos, unido al anuncio de que el próximo día 10 acudirá a TVE para responder a un amplio cuestionario de periodistas acreditados, dan la sensación de que el Presidente del Gobierno quiere enmendar errores y recuperar crédito.

No hay muchos antecedentes de que un político reconozca públicamente que se ha salido del programa electoral, pero la cuestión importa menos que saber, ahora, como estamos, a donde vamos y cuando veremos algún resultado positivo. No hace falta que Rajoy insista en lo incómodo e ingrato que es gobernar y que el actúa como mejor cree para los intereses generales de España. Naturalmente que eso es así, pero al mismo tiempo hay que reclamar que se acaben las ambigüedades, el lenguaje de barro, poniendo sobre la mesa toda la cruda realidad de la crisis, el auténtico relato de la situación y  de las medidas que piensa tomar.

Rajoy tiene que comunicar para convencer, para animar al esfuerzo colectivo y para que recuperemos la pérdida de confianza que está propiciando su errático mandato. Las urnas le dieron la mayoría y no debiera desvanecerse, para que sea posible acometer las reformas, en profundidad, que necesita el país.

La gran recomendación es que Rajoy no sea un prisionero más de la partitocracia. Cuando opta por retrasar la petición de rescate, puede sospecharse que está motivado por el coste político que supondría para su Gobierno y el PP.

Si el país necesita la ayuda del BCE pero se aplaza la petición, se corre el riesgo de que los mercados vuelvan al ataque y no podamos salir del pozo. No estuvo nada claro Rajoy, ni tampoco la Vicepresidenta al terminar el Consejo de Ministros. La diligencia es tan aconsejable como la prudencia

                                                                                              jlpoyal@telecable.es

 



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