La estatua retratada

Cuando recorro las calles de la zona de la Catedral a plena luz del día, me suelo detener apoyando mis codos a la balaustrada de hierro forjado que esta próxima a la estatua de La Regenta, observo como los foráneos esperan pacientes que la figura quede huerfana para colocar a su pareja o colectivo de acompañantes e inmortalizar con sus cámaras su paso por nuestra ciudad.
 
Sin duda alguna fue un acierto el colocarla ahí, es sitio obligado de paso y no pasa inadvertida para nadie. Se imaginan lo que pensaría Clarín sobre su personaje de papel que le ha hecho inmortal y ahora convertido en una masa de hierro. Se sentiría mas satisfecho, si leyeran su libro. No por los derechos de autor - que ahora obviamente no necesita - aunque seguro que algún heredero discrepara de mi.
 
Pero, todo creador quiere que su obra sea percibida con el propósito para la que dedico todo su talento. Oviedo, le debe mucho a nuestro mas afamado escritor, su libro ocupa un lugar preferente en mi biblioteca, me lo regalo/dedico un amigo que ya no esta entre nosotros J.R. - no el actor de la serie Dallas - sino José Ramón que para él son estas lineas y este articulo.
 
Aveces, me piden que haga de fotógrafo como negarme. Recibo las "gracias" en varios idiomas/acentos o simplemente una sonrisa. Mientras me alejo de la estatua y de los turistas, pienso que debería devolverles la "gracias" a ellos, no solo por su visita...sino por sus divisas. Tratemos muy bien a los "viajeros" que nos llegan de todos los confines ya que son la única industria que le queda a la ciudad.
 
Que se lleven además de la "foto" el cariño de todos los ovetenses. Seguro que...repiten.



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