Neoliberalismo

El Tribunal Supremo de EEUU ha dado el visto bueno a la reforma sanitaria planteada por Obama. Ahora, los seguros médicos privados, que se negaban a prestar asistencia a personas que padecían enfermedades de costoso tratamiento, van a estar obligados a asegurar a todos los estadounidenses.

Como Estados Unidos no tiene un sistema de salud universal, dichos enfermos se encontraban sin otra cobertura sanitaria que la costeada por sus bolsillos y como los precios de los hospitales y de las consultas médicas son astronómicos, muchos de estos ciudadanos enfermos se han visto en la ruina tras pagarse sus tratamientos.

El TS también considera constitucional la expansión de la cobertura pública del programa “Medicaid” para los más desfavorecidos. Este programa y el “Medicare” están financiados con fondos públicos y dan cobertura a los más pobres, a los mayores de 65 años y a los discapacitados.

En EEUU, toda la atención sanitaria, incluidas las urgencias, tiene que pagarse, a través del seguro o personalmente, lo que supone que unas 45.000 personas mueran anualmente por carecer de seguro de salud. La atención sanitaria es la mejor del mundo para los ricos, pero su alto coste y la poca intervención estatal hacen que sea prácticamente inexistente para los pobres y desempleados.

En España, con los recortes en sanidad, la corriente neoliberal que nos invade busca la privatización de nuestro sistema sanitario universal, para así convertirlo en un sistema similar al estadounidense. Pero solo quieren privatizar los servicios rentables, de la misma forma que los seguros norteamericanos. Por eso, en EEUU, hasta ahora, los seguros médicos privados no daban cobertura a las enfermedades de costoso tratamiento. Esos gravosos enfermos se deben pagar la asistencia y si no tienen posibles, ser atendidos por la “beneficiencia” o morirse.

 

No recortar en servicios esenciales todo lo que los empresarios quieren, supone retraer dinero público de las infraestructuras anheladas por los poco imaginativos empleadores asturianos, que no encuentran formas de obtener beneficios que no provengan del dinero público (con la disculpa de la creación de empleo). Infraestructuras muchas veces innecesarias o menos rentables que esos servicios que solicitan recortar (que nunca han de medirse en términos de rentabilidad), pero cuya construcción y/o concesión producen ingentes beneficios. Si no los producen, no hay ningún reparo en que, por ejemplo, ese dinero público vaya a las concesionarias que no han rentabilizado sus autopistas de peaje.

No hay ninguna pega en que el dinero público vaya a compensar los negocios que no han salido rentables (el Estado no recibe ninguna compensación cuando se producen beneficios), pero les resulta escandaloso que vaya a la sanidad y la enseñanza públicas, que son de todos. También los republicanos piensan derogar la reforma sanitaria de Obama. Neoliberalismo.com.

 



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