La casa de los líos

En los mentideros de Madrid ya se conoce a Asturias como la casa de los líos. Mientras aquí no nos enteramos de nada, con todos los dirigentes, principalmente los de derechas, tirándose los trastos a la cabeza. La casa de los líos fue aquella exitosa serie de Televisión Española que produjo Eduardo Campoy con guiones del periodista asturiano Germán Alvarez Blanco entre los años 1996 y 2000. Precisamente ayer le encontré tomando un vino en El Tizón en la ovetense calle de Caveda. “Vas a tener que escribir la nueva Regenta, que esto de nuestra tierra no hay quien lo entienda” le digo. Me da la razón y me promete estudiar esa posibilidad literaria que podría convertirse en todo un best seller. También al mismo establecimiento acudió el alcalde Agustín Iglesias Caunedo quien como si se tratase de un Mariano Rajoy cualquiera le baila el agua a Pedro J. Ramirez a quien los de LibroOviedo le invitan a comer junto a la primera autoridad municipal tras haber firmado uno de sus libros en la carpa del paseo de los Alamos. Me han contado que en su twiter el director de El Mundo, a quien nunca le ha preocupado mucho esta comunidad autónoma, alaba lo bien que se come en Oviedo. Algo es algo. A Pedro J. le conocí por vez primera allá por 1967, cuando las primeras elecciones generales, siendo jefe de prensa del entonces candidato por Alianza Popular Manuel Fraga. Vino con el político gallego al hotel de la Reconquista y no paraba de poner pegas a los colegas a la hora de preguntar al ya por aquel entonces líder de la derecha española. Vueltas que da la vida.

También fue el alcalde de Oviedo fue invitado de honor de la tertulia Los Manolos en la que Manuel Galé no pudo sacarle promesa alguna para otro evento de Copa Davis en nuestra ciudad. Bastó el de hace unos meses. A la tertulia, afectado por un fuerte gripe, faltó el diputado Antonio Trevín pero el coordinador de la misma, el psicoesteta Ramiro Fernández, les puso rápidamente en contacto telefónico y sí que ambas autoridades estuvieron charlando unos cuantos minutos. Agustín Iglesias Caunedo, como sigue los pasos de Gabino de Lorenzo, además de haber aprendido mucho del hoy delegado del Gobierno, está más que encantado con su director de comunicación y relaciones institucionales el periodista allerano Rodolfo Sánchez, todo un excelente jefe de gabinete en la práctica. Además, ya sabe, si flojea el alcalde se lo chiva a la concejala Belén Fernández que para eso es la esposa de mi colega.

No se porque medio pero no ha tardado en salir hacia Bruselas una furibunda carta del presidente del Principado en funciones Francisco Alvarez-Cascos defendiendo el plan de ajuste de Asturias y poniendo a caldo al ministro de Hacienda español Cristóbal Montoro por poner en duda las cuentas de la comunidad asturiana. El cabreo de Alvarez-Cascos, quemando sus últimos cartuchos para intentar continuar a partir del día 22 como jefe del Ejecutivo asturiano, es tal que pide públicamente a Mariano Rajoy que se disculpe por lo que considera una frívola imprudencia de su ministro de Hacienda. Ahora me empiezo al explicar la ojeras que tiene y la cara de susto que muestra el presidente de la nación. Alvarez-Cascos es mucho Cascos hasta para Mercedes Fernández cuya última ocurrencia fue querer asistir a la reunión entre Foro y UPyD sin estar invitada. Debe de ser porque no se fía de lo puedan estar cociendo a fuego lento, eso sí, Alvarez-Cascos e Ignacio Prendes. El líder de Foro, político veterano donde los haya, tomó por un crío al abogado gijonés y le ofreció el caramelo de darle una consejería -consejería no conserjería, que conste- si le apoyaba en la jornada de investidura, a lo que el único diputado de UPyD respondió “Esta llave ni se compra ni se vende. Ya veremos que puerta abrirá”. Seguro que la de Javier Fernández



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