Futuro Rural

Hace años, cuando uno, aún era niño o adolescente, se oía hablar de las “décadas”, porque esta era la medida aproximada, en el tiempo, de la duración de la evolución social; en una década nuestra sociedad podía cambiar usos y costumbres, podía ver la mejoría de su calidad de vida o estado de bienestar, podía pasar de la existencia de un aparato de radio en el pueblo a la tenencia popular del mismo, en una década podíamos ver la transformación del pueblo con la llegada del teléfono o la luz pública, con la inauguración de un pantano, una escuela o una simple fuente y lavadero público; podíamos pasar del uso del arado romano a ver, en una televisión, como el hombre ponía el pie en la luna y también se decía que cada década se sufría una crisis que era como el ajuste de la capa terrestre tras un terremoto, solía durar un par de años en asentar la superficie, el interior se iba ajustando a largo plazo pero sin traumatismos.

                        En estas últimas décadas el mundo rural se ha ido convirtiendo a toda prisa en " urbanita," ha perdido su señas de identidad, en principio, cambiando el arado romano por tractores de gran efectividad, sembradoras automáticas, segadoras empacadoras ordenadores de ordeño, se ha ido mecanizando e informatizando a velocidad de vértigo, pero a la vez que esto sucedía en favor de su comodidad, este mundo rural, al igual que el urbano, se fue olvidando de que lo importante en la sociedad es el ser humano y de que la motorización, automatización e informatización sino va acompañada de humanismo social pierde todo su sentido, así que sin darnos cuenta, nos hemos visto en un gran caserío con todo tipo de comodidades, sustituyendo los hórreos y paneras por arcones congeladores y neveras... pero sin vecinos ni familias; en estas últimas décadas hemos logrado que las gentes del mundo rural fuesen abandonando sus tierras al ser sustituidos por los avances tecnológicos sin ser acompañados por un desarrollo paralelo en el mundo de la manufacturación y la cultura.

                        El mundo rural ha sido siempre la piedra angular del desarrollo de los pueblos era la pura esencia de los recursos naturales pero en estas últimas décadas todo se transformo bajo el lema de estado de bienestar enfrentado a la calidad de vida, bajo esa denominación ideal de una vida paradisíaca, entramos en las décadas del “pelotazo” y a este se le sumaban los dineros europeos para la reconversión ( que no hemos hecho ) y las miles y miles de subvenciones de las que hemos vivido a cuerpo de rey, -... como para estar ordeñando vacas o plantando patatas – pero se ha secado el manantial y nos llegan las sequías y los incendios en época de vacas flacas. Habíamos cambiado las alpargatas por el zapato de estilo italiano y el burro por el coche de gama alta y ahora nos vienen con que tenemos que pagar nuevas tasas y mas impuestos ya que el alcalde de turno se emocionó poniendo granito en las plazas públicas, haciendo obras faraónicas y piscinas climatizadas para relajarnos de esta agitada vida; ahora entramos en las décadas de las crisis y ya no es que se produzcan cada diez años es que pueden durar diez o mas años porque el “sistema” se trastocó y ahora no damos con la formula para regularlo.

                        Producto del progreso es la perdida de las viejas tradiciones y estampas bucólicas, de faenas y mercados; hasta aquí todo bien, lo malo es que no han sido sustituidas por un comercio o transformación alternativa.

                        Frente a estas décadas de crisis me voy hacía los versos de Camín profeta de esta Asturias profunda.

                        Ni la higuera ni priscal. El artesiano

pozo está ciego en lo que fue parcela;

ni ella está allí, ni paso yo a la escuela.

Lo que era surco en flor, es surco vano.

 

                        Hace unos veinte años, en Madrid, mi hijo que podía tener siete u ocho años, mientras jugaba, seguía las noticias de la televisión que escuchábamos su madre y yo, en un determinado momento, levanta la cabeza y dice: hablan de crisis y crisis, y aquí estamos nosotros entre cemento y asfalto que no dan patatas mientras el abuelo tiene las tierras abandonadas; un niño, resumió en un momento las causas de nuestros males en manos de grandes políticos, banqueros y economistas. Se ha abandonado el mundo rural para ir, no al estado del bienestar, sino al estado del “pelotazo”... y las décadas ahora tienen principio pero no fin y mientras se pudre la fruta en el árbol nosotros la compramos en el “super” procedente de china o chile. El futuro rural al igual que el resto, está negro; vivir para ver.



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