El Consulado Honorario da un nuevo Impulso a las relaciones entre Angola y Asturias

El Consulado Honorario da un nuevo Impulso a las relaciones entre Angola y Asturias

Llanera.-Este lunes tuvo lugar la inauguraciónde la sede consular honoraria de la República de Angola en el Principado de Asturias. Al acto ha asistido el presidente del Principado, Javier Fernández.

 

 

 

Intervención del presidente del Principado

 

Durante la República romana, la carrera política estaba ordenada por etapas y seguía el itinerario fijado en el  cursus honorum, cuya traducción literal sería “carrera de honores”. Uno de los peldaños más elevados en aquella escala era el consulado: ser cónsul de Roma no sólo otorgaba un amplio poder transitorio al elegido, sino que le investía de dignidades de por vida.

 

Preguntarán a qué viene ese mínimo recuerdo histórico. Pues a que hace siglos que las palabras “cónsul” y “honor” están ligadas, que una lleva a la otra. Aunque en la actualidad distingamos entre cónsules de carrera y cónsules honorarios, esa relación jamás se ha perdido. Hoy tenemos la fortuna de asistir a la inauguración de la sede consular honoraria de de la República de Angola en Asturias. Es sin duda un honor para el flamante cónsul honorario, el señor Avelino Suárez Álvarez, pero también es un honor para toda Asturias.

 

 

Enhorabuena, señor cónsul.

 

Y enhorabuena también a usted, señor embajador. Le aseguro que difícilmente podría haber encontrado mejor representante de Angola en Asturias.

 

Avelino Suárez Álvarez, presidente de Impulso, acumula una amplia lista de reconocimientos, incluida la medalla de oro al mérito en el trabajo. No cito todas sus distinciones porque me vería obligado a alargar esta intervención. Además, su amplia trayectoria, desde sus inicios en Minas de Villabona y su posteriores ocupaciones como ingeniero técnico de minas, ya ha sido glosada en múltiples ocasiones. Prefiero centrarme en la relación que mantiene con Angola, tan intensa que el título que le han concedido es, en buena medida, la confirmación protocolaria de una realidad.

 

Señor embajador, confirmo que tiene en Avelino Suárez un espléndido colaborador, y me atrevo a decir que un competidor a la hora de hablar parabienes de Angola. Él es el culpable, dicho en el buen sentido, del descubrimiento de su república por parte de Asturias. Como usted sabe, el presidente Vicente Álvarez Areces encabezó en 2008 el primer viaje de un Gobierno autonómico a su país, que se tradujo al año siguiente en la celebración del Primer Encuentro Asturias-Angola. Seis años después, a principios de este mes, yo mismo pensaba también viajar a Luanda. Desgraciadamente, tuve que quedarme en tierra por consejo médico, pero mantengo la  idea y la voluntad de subirme a ese avión antes de que finalice este mandato.

 

Pues le informo de que tanto en 2008 como en 2014, como a lo largo de todos estos años, detrás de esa relación empresarial e institucional existe un impulsor. La palabra ya da una pista: el autor del impulso no puede ser otro que Avelino Suárez. Perdón por el juego de palabras, pero no me pude sustraer a la tentación.

 

Pero ahora preguntémonos por qué. Cuántos de nosotros hemos oído hablar de África y, cómo no, de Angola, como tierra de oportunidades. Ya antes de la infausta experiencia del colonialismo imperial latía la idea del continente como territorio propicio para la explotación de sus ingentes recursos, explotación concebida para el único beneficio de la metrópoli. Dejo claro que no aludo a ningún Estado europeo en particular, sino a todos. Por fortuna, la realidad ha cambiado. Hoy, África sigue siendo una tierra de oportunidades con un potencial enorme de crecimiento y desarrollo; pero un crecimiento y desarrollo que corresponde natural y legítimamente a los africanos.

 

La relación tiene que ser, por fuerza, distinta. La relación ha de basarse en la cooperación, en la confianza mutua que sepamos ganarnos.

 

Impulso es una compañía de servicios integrales de consultoría, ingeniería y arquitectura. Cuando el mundo empresarial vira en todo el planeta hacia las coordenadas que marca el polinomio de I+D+i, cuando la globalización y la apertura a los mercados exteriores son asignaturas pendientes para muchísimas pyme, en Asturias podemos presumir de que Impulso las superó con éxito hace ya bastantes años.  

 

Pues bien, Impulso es la adjudicataria de uno de los mayores contratos de investigación geológica del mundo, para  el estudio de los recursos de la zona sur de la república angoleña. Impulso cuenta sin duda con el conocimiento y la técnica para realizar el Plan Nacional Geológico de Angola. Es  una empresa capacitada. Pero además, y aquí retomo el hilo del discurso, está avalada por su trayectoria, porque ustedes ya les conocen, ya saben de qué son capaces y cómo se comportan. Es decir, ha sabido ser merecedora de su confianza.

 

 

No nos engañemos: en cualquier relación, sea del tipo que sea, la confianza es un indicador sustancial.

 

En Asturias también tenemos mucha experiencia sobre esta cuestión. Hace casi dos siglos, el capital extranjero (belga, inglés, alemán) fue determinante para estudiar y aprovechar nuestra entraña mineral. Unos dejaron mejor recuerdo que otros, pero bastantes han pasado a ser nombres propios de la historia del Principado. Fueron aquellos que pusieron lo mejor de sí, fuese su capital, su talento o ambas cosas para que esta región desarrollase su propia industria minera y siderúrgica. Esos no quedaron con la imagen de expoliadores sin escrúpulos. Esos se ganaron la confianza y el respeto de los asturianos y aún hoy son reconocidos.

 

Sin exagerar con la comparanza, creo que ése también es el papel que le corresponde a Impulso en Angola: aportar lo mejor que tiene para fortalecer el desarrollo del país. Esa implicación, que es la que también se puede comprobar en la puesta en marcha de polígonos industriales o en la expansión de la red de mediatecas –de la cual es ejemplo la de Luanda-, es la que encarna Avelino Suárez.

 

Porque Avelino Suárez, junto con su hijo Jorge, consejero delegado de Impulso, y Francisco Cuervo, presidente de la empresa en Angola, forman, con otros directivos y trabajadores, una suerte de embajada permanente de Asturias en Luanda, dicho por supuesto sin ánimo de restar importancia a la legación diplomática española. A ellos se recurre para buscar contactos, entablar las primeras conversaciones y hasta para recados más domésticos. ¿Cómo han logrado hacerlo? Pues respondiendo con eficacia a todos sus compromisos empresariales y manteniendo, al tiempo, una franca actitud de colaboración y entendimiento con las instituciones y con la sociedad angoleña.

 

Concluyo. 

 

Señor embajador, señor cónsul, les agradezco que nos hayan regalado esta tarde de honores compartidos. Pero también quiero hacer votos para que esta colaboración entre Angola y Asturias crezca y se amplíe por el mutuo beneficio. No nos pongamos más límites que nuestra voluntad. Porque, como ha señalado uno de sus grandes poetas, hemos de empeñarnos en buscar “caminhos abertos por cima da impossibilidade dos braços” (1).

 

(1) El verso es de Fogo e ritmo, de Antonio Agostinho Neto.

 

FOTO: (Armando Álvarez)
 De izquierda a derecha, el presidente del Principado, el embajador de la República de Angola en España, Víctor Manuel Rita da Fonseca Lima, y el cónsul honorario de Angola en Asturias, Avelino Suárez

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