Nuevo presidente y ¿misma FADE?

Nuevo presidente y ¿misma FADE

El proceso que se abre en FADE tras anunciar la dimisión su presidente, Severino García Vigón, no debe acabar de forma consensuada en un corto plazo conducente a una apariencia de normalidad en la cúpula empresarial asturiana. Desde cualquier punto de vista, no habría tiempo suficiente ni liderazgo para reconstruir las relaciones rotas o dañadas en el seno de la patronal, ello al margen del problema que se plantea tras manifestar Vigón que continuará al frente de la Cámara de Comercio de Oviedo. 

Son muchas las voces que plantean que la unificación de la presidencia de FADE y Cámara no tuvo los efectos esperados. ¿En qué se avanzó? Tras nombras un nuevo presidente ¿cómo van a actuar los representantes en ambas instituciones? ¿Acaso los representantes de FADE van a sostener posturas distintas en el seno de la Cámara? Y ello sin olvidar los nubarrones que se ciernen sobre la institución cameral, en particular a una gestión del Plan URBAN plagada de irregularidades y anticipos a una empresa determinada que próximamente pueden ser motivo de comprometedoras acciones por parte de los ámbitos fiscal o judicial y la inexorable exigencia de responsabilidades.

 

Las primeras reacciones sólo nos hablan de posibles candidatos a la sustitución en la presidencia de FADE. Pero, profundizando un poco más, hablando no sólo con los capitanes de industria, como se los llamó en otros tiempos, sino también con los  empresarios generacionalmente más jóvenes y convencidos de la responsabilidad social de la empresa y su participación en la misma, éstos se lamentan de que, ante la opinión pública, parezca que se va una vez más a la fórmula de "quítate tú pa poneme yo", con el peligro de que la elevada retribución del cargo pueda atraer a algún "carroñero".

 

Para no pocos empresarios, el modelo de asociacionismo de FADE es "gremial, local y clientelista", por lo que lo consideran claramente deficiente para dar respuesta a las empresas y los empresarios asturianos ante los nuevos retos del siglo XXI y el presumible cambio de paradigma.

 

Además, la irresponsable campaña lanzada por medios afines al Gobierno contra los sindicatos de base ha puesto en la tela del juicio también la figura de las organizaciones empresariales. ¿De verdad alguien piensa que la futura FADE puede basarse en ingresos vía subvenciones, formación, etc? Es cierto que las empresas soportan estos conceptos de coste en sus cargas sociales, pero ¿tiene sentido que sea una patronal privada quien se lucre con ellos y los gaste a su arbitrio?

 

No son pocos quienes opinan que sería una irresponsabilidad no aprovechar el momento actual para iniciar un período transitorio, de reflexión y análisis sobre lo que se quiere que sea la FADE, sus objetivos, su estrategia a medio y largo plazo.  Quizá, si hay acuerdo en ello, luego sería mucho más fácil definir el perfil de la persona que pueda liderar la patronal asturiana. Y dar con ella no sería difícil, pues no son valores y capacidades lo que fallta, sino motivaciones para motivar su compromiso.

 

En fin, si emprendedores o empresarios se dotan en sus compañías de un plan de negocio, una reflexión en profundidad de su misión, metas, objetivos, medios y proyecciones de futuro ¿porqué no han de hacerlo cuando se asocian para trabajar por objetivos comunes?. Todo apunta a que eso es lo que espera de sus empresarios la sociedad asturiana.

 

 

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