¡Salvemos las abejas!

¡Salvemos las abejas!

Greenpeace ha publicado hoy el informe El declive de las abejas. Peligros para los polinizadores y la agricultura en Europa. En este documento, la organización ecologista realiza una revisión científica de los principales factores que están provocando el declive de las abejas (1). Greenpeace ha analizado cómo ciertos tipos de plaguicidas están afectando directamente a estos insectos fundamentales para la agricultura y el medio ambiente. Por ello, demanda su prohibición urgente  e inmediata.

Esta prohibición sería un primer paso crucial y eficaz para proteger la salud de las poblaciones de abejas y salvaguardar así su importancia para la polinización, un servicio ecológico y gratuito fundamental para la seguridad alimentaria y los ecosistemas. Una tercera parte  de nuestros alimentos dependen de la polinización de los insectos, principalmente las abejas. Su valor para la agricultura europea supone unos 22 mil millones de euros anuales y a nivel mundial de unos 265 mil millones de euros.

El dramático descenso general global en las poblaciones de abejas es el resultado de múltiples factores, como las enfermedades y los parásitos, el cambio climático y muchas prácticas de la agricultura industrial. Dentro de estas últimas, las evidencias científicas recogidas por Greenpeace destacan el papel mortal de algunos plaguicidas, entre los que se encuentran los neonicotinoides.

Además de la intoxicación aguda que provoca la muerte inmediata de abejas, los efectos sub-letales de estos plaguicidas a dosis bajas son diversos y extensos. Abarcan desde efectos fisiológicos, alteración del patrón de pecoreo (actividad de recolección de néctar, polen, agua y propóleos en el exterior de la colmena), interferencias en el comportamiento alimentario, hasta efectos neurotóxicos en los procesos de aprendizaje.

 

 

 

La capacidad de las abejas para resistir a enfermedades y parásitos parece estar directamente influenciada por su exposición a estas sustancias químicas peligrosas, lo que tiene consecuencias catastróficas para la salud y supervivencia de las abejas y otros polinizadores silvestres. Sin abejas, ecosistemas enteros, agricultura y producción de alimentos estarían en riesgo.

"La ciencia es clara: los impactos negativos de los plaguicidas tóxicos para las abejas superan con creces cualquiera de sus supuestos beneficios. Las abejas y los polinizadores silvestres son demasiado valiosos para que los perdamos. Los países de la UE simplemente no pueden esperar más y deben actuar prohibiendo total e inmediatamente los plaguicidas tóxicos para las abejas", ha afirmado Luis Ferreirim, responsable de la campaña de Agricultura de Greenpeace.

Greenpeace ha identificado siete plaguicidas prioritarios que deben ser prohibidos debido a su toxicidad extremadamente alta y efectos sub-letales y/o sistémicos en las abejas. Son: imidacloprid y clotianidina de Bayer; tiametoxam de Syngenta; fipronil de BASF; clorpirifos; cipermetrin y  deltametrin, producidos por otros compañías de agroquímicos. Todas estas empresas obtienen beneficios significativos de la utilización generalizada de estos productos químicos en la agricultura.

España, el mayor productor de miel y polen de la UE
España tiene la mayor cabaña apícola y es el principal productor de miel y polen en Europa. Posee unos 2 millones y medio de colmenas y una de las apiculturas más profesionalizadas dentro de la UE. Greenpeace trabaja directamente con estos apicultores (2) puesto que son quienes gestionan el principal y más eficiente polinizador de la UE, las abejas. Ellos, al estar directamente en contacto con las poblaciones, han sido los primeros en presenciar su declive. Por ello, desde hace años se han movilizado para pedir la prohibición de estos nocivos plaguicidas.

"El tema de los plaguicidas de nueva generación nos están afectando de una manera muy callada. Nuestra mortandad invernal estaba entre el 5 y el 10 como mucho el 15%. En estos momentos estamos en mortandades del 25, del 30, del 35%", denuncia Manuel Izquierdo, apicultor andaluz. "Estamos hablando de plaguicidas que envenenan toda la planta, que no solamente se quedan en la superficie, sino que penetran y envenenan la planta. Osea, estamos hablando de auténticas bombas atómicas en el campo y en el medio".

La publicación de este informe científico marca el lanzamiento de una nueva campaña a nivel europeo para salvar a las abejas y para promover la agricultura ecológica. La agricultura ecológica permite la producción de alimentos sin productos químicos y proporciona un hábitat más saludable para los polinizadores, tanto manejados como silvestres. Greenpeace insta a los responsables políticos de toda Europa a que:

  •  apoyen, como primer paso, la prohibición de tres plaguicidas neonicotinoides tóxicos para las abejas, según lo propuesto por la Comisión Europea el 15 de marzo (3);

  • aprueben planes de acción ambiciosos a nivel europeo para prohibir todos los plaguicidas que son dañinos para las abejas y para el resto de polinizadores y

  • trasladen los fondos destinados a la agricultura industrial a la promoción de la agricultura ecológica.


"El dramático declive de las abejas es solo la punta del iceberg de un modelo agrícola fallido basado en el uso intensivo de productos químicos y que sirve los intereses de las poderosas corporaciones, como Bayer y Syngenta. Tenemos que adoptar con urgencia la moderna agricultura ecológica. Esta es la única solución a largo plazo para salvar a las abejas, a la agricultura y los ecosistemas en Europa", ha añadido Ferreirim.

Notas:

(1): "El declive de las abejas. Peligros para los polinizadores y la agricultura de Europa", Nota técnica de la Unidad Científica de Greenpeace, abril de 2013. Puede descargarse en


(2) Puede ver el vídeo con el testimonio de Manuel Izquierdo, apicultor andaluz en

(3) Los expertos técnicos de países de la UE no lograron alcanzar la mayoría necesaria en marzo para prohibir el imidacloprid, la clotianidina y el tiametoxam. 13 países votaron a favor de la prohibición, entre ellos España, nueve países en contra y cinco se abstuvieron. Una nueva votación está prevista para principios de mayo.

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