Sí, es posible. Juntos podemos detener la violencia

Sí, es posible. Juntos podemos detener la violencia

Por Michelle Batelet (presidenta ONU Mujeres).-A menudo me preguntan si es posible poner fin a la violencia contra las mujeres dada la predominancia y persistencia de estos delitos. Mi respuesta es que sí. Es posible, pero solamente podemos lograrlo juntos. Todos somos responsables y ha llegado el momento de que se cumplan las promesas hechas a las mujeres.

 

Hoy, en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, llamo a todos los líderes del mundo a que asuman la responsabilidad de eliminar la violencia contra mujeres y niñas. Hemos invitado a cada uno de los Presidentes y Presidentas a unirse a nuestra iniciativa mundial que va a ayudar a mostrar los compromisos nacionales asumidos en materia de erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas.

El año pasado ONU Mujeres presentó una agenda que proponía 16 pasos para enfrentar la violencia y trabajar en la prevención. Este año esperamos que en muchas comunidades, en muchos países, las personas puedan ver nuevos compromisos de sus autoridades nacionales y locales, para erradicar la violencia.  

Hemos conseguido un enorme avance: Juntos hemos logrado romper el silencio. Actualmente, al menos 125 países han legislado contra la violencia doméstica. Contamos con un acuerdo internacional que es la Plataforma de Acción de Beijing que nos permite avanzar como comunidad internacional hacia un destino común. Ya tenemos 187 países que han ratificado la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.

 

Como nunca antes, contamos con el conocimiento sobre  las causas que generan  la violencia y cada vez más mujeres, hombres y jóvenes continúan movilizándose contra la violencia. Hoy son muchas las   organizaciones que trabajan incansablemente para ayudar a las victimas de violencia y a sus hijos  y en muchos países los encargados de formular políticas han adoptado acciones decisivas. Pero sabemos que esto no es suficiente.

Aún debemos esforzarnos más para proteger a las mujeres y evitar que esta violación a los derechos humanos continúe. Los gobiernos y líderes deben dar el ejemplo. Este es el momento para que los  gobiernos conviertan las promesas internacionales en medidas concretas a nivel nacional.

Esperamos ver leyes nuevas y mejoradas y planes de acción nacional que incluyan centros de acogida, servicios de atención telefónica, asistencia médica y jurídica gratuita para las mujeres víctimas de violencia y sus hijos.

 

Necesitamos programas educativos que enseñen sobre derechos humanos, igualdad y respeto mutuo, que sirvan de inspiración a los jóvenes para que asuman el liderazgo y combatan la violencia contra mujeres y niñas. Asimismo, se debe incrementar el número de mujeres en la política, en los organismos encargados de hacer cumplir la ley y en las fuerzas de mantenimiento de la paz. Necesitamos también igualdad de oportunidades económicas y trabajos decentes para las mujeres. Y es indispensable la implementación real de los acuerdos y tratados.

 

Todas estas iniciativas requieren de un liderazgo valiente y decidido. En el próximo mes de marzo, líderes de gobiernos y de la sociedad civil se reunirán en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer para acordar acciones preventivas que aborden efectivamente la violencia contra las mujeres.

Las expectativas son altas, y así debe ser. En algunos países, 7 de cada 10 mujeres son golpeadas, violadas, mutiladas o víctimas de abusos a lo largo de su vida. Una crisis de tales proporciones merece  atención prioritaria de los líderes mundiales. La paz y el progreso no son posibles mientras las mujeres vivan con miedo a sufrir violencia.

 

Cada vez existe mayor conciencia sobre lo que la violencia contra las mujeres significa: una amenaza a la democracia, un obstáculo para conseguir la paz duradera, una carga en las economías nacionales y una violación atroz de los derechos humanos. A medida que más y más personas crean que la violencia contra las mujeres es inaceptable y evitable, a medida que más y más agresores reciben su castigo, el cambio para poner fin a la violencia contra las mujeres se hace más real.  

No se trata de un asunto que concierne solamente a las mujeres, es responsabilidad de todos nosotros. El tiempo de la tolerancia y las justificaciones a este tipo de violencia se acabó.

Millones de personas, hombres y mujeres, en gobiernos, sociedad civil, sector privado, iglesias en todos los países del mundo están poniendo voluntad y determinación para poner fin a la violencia contra las mujeres.

Sí, es posible. Juntos podemos detener la violencia.

 

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