La criptomoneda ha experimentado un notable crecimiento desde el inicio de la pandemia al erigirse en un activo refugio. Analizamos las implicaciones.

Operar sin una autoridad central que regule las transacciones P2P es el argumento clave a partir del cual el bitcoin lleva años desarrollándose a diferentes ritmos y amagando un cambio estructural absoluto en el dinero y las transacciones financieras. Subidas pronunciadas, desplomes incesantes, cambios notables en su percepción por parte del imaginario colectivo y una gran cantidad de usos posibles han sazonado los bitcoins desde hace tiempo. El sector de los casinos online es uno de los que más ha apostado por los bitcoins, tal y como comenta el portal especializado www.bonoscasino.net, en un intento de agilizar las transacciones y ofrecer seguridad a sus clientes.

El uso de bitcoins, que muchos ven todavía con ciertas reticencias, está complementándose cada vez más en el tiempo con una percepción social mucho más consolidada y sólida. Invertir en esta criptomoneda es más fácil que nunca gracias al sistema Bitcoin Revolution, un software que emplea algoritmos de última generación muy útiles para detectar los movimientos más rentables de cara a los inversores. El desarrollo de bases de datos cada vez más precisas favorece la eficiencia de este robot. La popularidad del mercado de criptomonedas ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos por lo que se ha trabajado mucho en diseñar sistemas accesibles y fáciles de entender para todo usuario.

Toda crisis se erige en una oportunidad para aquellos modelos de negocio capaces de innovar y ofrecer un valor añadido en un contexto adverso. El bitcoin ha percibido el coronavirus como la opción de erigirse en un activo refugio para inversores, que ven con pánico cómo los bancos nacionales caen abruptamente. Por lo tanto, invertir en criptomonedas puede ser una buena decisión. Desde inicios de 2020, el bitcoin había experimentado un crecimiento del 34% según CronicaGlobal. Habitualmente, el oro ha sido siempre el activo refugio, pero esta crisis puede marcar un punto de inflexión en el ascenso de esta criptomoneda.

De todo esto se desprende un descenso en la volatilidad del bitcoin, que habitualmente se ha considerado la gran desventaja de esta criptomoneda, percibida por muchos como una solución a largo plazo, pero no como una alternativa real para inversiones notables debido a sus constantes altibajos. Solo en el último mes, la volatilidad del bitcoin ha descendido más de 3 puntos porcentuales, situándose actualmente en torne al 18%. Si bien es cierto que el principal crecimiento en los últimos tiempos de esta y otras criptomonedas se centra a la hora de realizar pagos, la capacidad de atraer inversiones se antoja determinante en su desarrollo por lo que las noticias emanadas de la pandemia mundial del coronavirus pueden suponer un gran impulso para el bitcoin.

Una de las ventajas que suelen apuntarse con más vehemencia de las criptomonedas es su papel inclusivo y catalizador de aquellas personas que no cuentan con fondos en bancos, algo muy habitual en países en vías de desarrollo. Su complementariedad con sistemas de pago digital como PayPal o AliPay es otra de las fortalezas de un sector claramente al alza. Habrá que esperar para discernir todas las implicaciones de la crisis del coronavirus en las criptomonedas y, más concretamente en el bitcoin, pero el escenario actual es prometedor.