Los mayores, cabreados

Los mayores están cabreados en nuestra comunidad autónoma y, supongo, que en el resto del país. Se les está apretando el cinturón en una medida mucho más sangrante que a los políticos, por decir. Hace unos días la Federación de Mayores del Principado de Asturias (FAMPA) que engloba a unos 60.000 afiliados a través de 82 agrupaciones locales celebró su reunión anual en Oviedo y la presidenta de este colectivo, Dolores San Martín San José, cantó las cuarenta en público a autoridades y representantes de instituciones oficiales planteando una serie de elementales reivindicaciones que el tijeretazo de Mariano Rajoy, ¿O de la señora Merkel?, está haciendo imposible su consecución. De tal forma están cabreados los mayores que la presidenta de la FAMPA está estudiando estos días con su directiva drásticas y espectaculares medidas de protesta. ¿Quizás una huelga de hambre frente a la delegación del Gobierno?. Todo puede suceder en esta sociedad castigada por el despilfarro y la falta de previsión de nuestros dirigentes.

En el 2011 se congelaron las pensiones que, con la subida del IPC, supuso una pérdida de poder adquisitivo que la FAMPA valora en torno al 10 por ciento. En el 2012 es cierto que Mariano Rajoy, en un gesto de generosidad sin precedentes, subió las pensiones un 1 por ciento pero tal aumento quedó anulado con la subida del IR PF entre un 2 y un 6 por ciento por lo que se produjo un descenso general en el dinero mensual a recibir por nuestros pensionistas. A ello, claro, hay que añadir el aumento del precio de la energía eléctrica -un 26 por ciento de incremento en los últimos 30 meses-, el gas, los transportes y para rematar de momento el “copago” sanitario que va a suponer a los pensionistas entre 8 y 18 euros al mes más el correspondiente adelanto de cantidades a la Administración a cuenta de los medicamentos que consuman. En un análisis muy interesante sobre el deterioro de la situación social de los mayores la FAMPA señala también el deterioro que están sufriendo las ONGS con el recorte del orden del 20 por ciento de sus subvenciones; ONGS que contribuyen decisivamente al envejecimiento activo a través de programas especiales, actividades, participación social, etc.

Por si estos argumentos no fueran suficientes en muchas familias con mayores al frente planea el aumento del paro, dándose ya numerosos casos en los que la pensión del mayor tiene que hacer frente al mantenimiento del hijo en paro e incluso de los nietos. Como argumentaba la presidenta de FAMPA Dolores San Martíncomo decía Dimitris Chistoulas, el jubilado griego que se vio abocado al suicidio, al final, no nos va quedar ni para comer”. La FAMPA acusa a los actuales dirigentes de pasarse el “pacto de Toledo” por la entrepierna así como la propia Constitución puesto que no son suficientes para garantizar a los mayores unos derechos que pensaban tenían consolidados.

Los jubilados de la FAMPA no entienden tampoco que en esta época de recortes en servicios básicos (educación, sanidad, servicios sociales…); recortes en salarios, pensiones, subvenciones, becas, en fin, en ayudas de todo tipo, se plantee siquiera la posibilidad de financiar con dinero público entidades privadas. ¿En que artículo, en que Decreto o en que Ley se recoge que debe de anteponerse la financiación de la banca a las prestaciones básicas de los ciudadanos, incluso aquellos más débiles y necesitados?.

Lo dicho, nuestros mayores están pero que muy cabreados. Y con razón.



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