Los neandertales de Arlanpe

Los neandertales de Arlanpe

CENIEH/DICYT El arqueólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos Joseba Ríos ha presentado en Lemoa, municipio del valle de Arratia, una monografía científica editada por la Diputación Foral de Bizkaia sobre las investigaciones arqueológicas realizadas en el yacimiento de Arlanpe, que han permitido identificar a los primeros grupos de neandertales que habitaron en el País Vasco.


Arlanpe es un yacimiento en cueva del final del Pleistoceno Medio (hace 200-115 mil años), de los más antiguos de la región Cantábrica, que fue descubierto en 1961, aunque hasta 2006 no se puso de relieve su potencial arqueológico. Desde ese año y hasta 2011 fue excavado por un equipo dirigido por los arqueólogos Joseba Rios, Diego Garate, del Arkeologi Museoa de Bilbao y Asier Gómez, del Museo Nacional de Historia Natural de Paris.


El estudio del conjunto arqueológico de la cueva ha permitido determinar las formas de vida de los primeros grupos de neandertales que habitaron en esta región, destacando su control de zonas amplias de territorio, que incluyen desde Urbasa o Treviño hasta la costa actual de Vizcaya. Estos grupos de neandertales fabricaban y usaban una gran variedad de herramientas de piedra, como bifaces elaborados en nódulos de lutita, una roca local, o puntas y raederas de sílex.


En este yacimiento se han encontrado algunas especies como osos de las cavernas, cuones, renos o rinocerontes que hoy se encuentran extintas o que ya no tienen su hábitat natural en el entorno de la cueva. Además se han llevado a cabo estudios paleoclimáticos que evidencian importantes cambios en las condiciones de temperatura y humedad, que fueron especialmente benignas al final del Pleistoceno Medio coincidiendo con el último interglaciar.


Otras ocupaciones humanas


Los resultados de este proyecto han permitido profundizar en algunos periodos poco conocidos de la prehistoria vasca. Uno de los momentos importantes de ocupación de la cueva tuvo lugar hace 17.000 años. En aquel tiempo grupos de cazadores-recolectores del final del periodo Solutrense utilizaban la cueva como lugar desde donde preparar las partidas de caza.


Estas ocupaciones han dejado numerosos restos de herramientas de piedra, entre los que destacan los utensilios dedicados a la caza, además de herramientas de hueso y objetos de adorno.”Este periodo es especialmente importante porque nos permite observar un cambio en las formas de vida respecto a otros yacimientos Solutrenses, que preludia el inicio del Magdaleniense” explica Joseba Rios.


Durante el periodo Magdaleniense, hace unos 14.000 años, la cueva adquirió especial importancia por las representaciones femeninas esquemáticas que sus ocupantes realizaron en un gran bloque de caliza durante una de sus visitas esporádicas. Estas representaciones realizadas según un esquema bien conocido en Francia y Alemania son muy escasas en la Península Ibérica, además las de Arlanpe constituyen unos de los ejemplos más antiguos de toda Europa.


La expansión de este tipo de imágenes parece coincidir con la recolonización del Norte de Europa al final del último periodo glaciar, hace unos 15.000 años, cuando las condiciones climáticas comenzaron a mejorar y se documenta de nuevo presencia humana en lo que hoy es Alemania, Gran Bretaña o Polonia.


Hace unos 3.500 años, durante la Edad del Bronce, la cueva se utilizó como lugar de enterramiento. En su interior se han encontrado pequeños túmulos, uno de los cuales está señalizado con un hito de arenisca. Ya en época histórica, durante el s. IV d. C., sirvió como lugar de culto para realizar rituales y ofrendas que requerían la excavación de fosas así como el abandono de restos animales y de objetos variados.


En el proyecto de investigación de la cueva de Arlanpe, financiado por la Diputación Foral de Bizkaia, el Gobierno Vasco, la Fundación Barandiarán y Harpea Kultur Elkartea, y que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Lemoa, ha participado una veintena de especialistas procedentes de centros de investigación nacionales e internacionales, así como de arqueólogos voluntarios que llevaron a cabo las tareas de excavación.

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