Se acerca la Semana Santa y surgen en mis recuerdos auditivos los sonidos atronadores de la noche de tinieblas en el día de Jueves Santo, cuando en la iglesia, llena a rebosar, al terminar los oficios empezábamos a hacer sonar las carracas y las matracas para matar a Pilatos; ese hombre que no había querido comprometerse frente al juicio de un inocente y simplemente, “se lavó las manos”; todo ello con la complacencia de un pueblo que pocos días antes había recibido a Jesús, entre vítores, ramos y palmas, como a un héroe o a un libertador…luego surgió Judas y los vendió. ¿Cuantos Pilatos y Judas tenemos en nuestra sociedad?
En mi pueblo hace unos años se hizo una representación del calvario y la crucifixión en vivo para, una vez crucificado, hacer una marcha rememorando aquella tradición de “matar a Pilatos”, con las matracas y las carracas. Estos instrumentos nos los hacían los carpinteros del lugar; también los abuelos y los padres, en los pequeños talleres que existían en todas las casas, en los que se fabricaban mesas, sillas o se arreglaban ventanas o puertas, además de preparar las maderas para la construcción de paneras, hórreos, el calzado cotidiano que era la madreña, y las cuadras o casas a la vez que se construían fantásticas carretas de tres o cuatro ruedas, que en nada tenían que envidiar a los prototipos de Fernando Alonso; era, aquello, un auténtico “bricolage” de autosuficiencia… luego llegaron las multinacionales y todo se fue acabando.
La crucifixión en vivo duró muy poco tiempo porque en el fondo somos mas amantes de la “farándula” que de la historia o las tradiciones culturales, aunque presumimos de región, tradición y lengua. Ahora llevan unos años haciendo esta representación o algo similar en Boal, donde la gente tiene una larga tradición de representaciones teatrales y folclóricas.
Durante la Semana Santa, en el occidente, caben destacar las procesiones del Nazareno en Luarca, además de la representación boalesa. Siempre he tenido la ilusión porque en Paredes hiciesen una procesión con el “Cristo yacente”, - una verdadera joya de talla con los brazos articulados y que según reza la leyenda la piel que facilita la articulación es piel humana,- al igual que hacen en Villaviciosa en el Viernes Santo con el Desenclavo.
Las distintas estaciones del año en el calendario cristiano, aún en vigor, tenían su propia historia, ahora no solamente la confundimos en lo climatológico sino que las hemos convertido en motonía repetitiva de un día igual que el otro, con la movida y el botellón.
Historias bíblicas de traiciones representadas en personajes como Judas que ha vendido a Cristo por unas monedas de oro y que desde entonces se ha venido repitiendo a través de los tiempos, constantemente lo vemos entre los grupos sociales o políticos y ya no digamos nada en cuanto a la falta de compromiso del prefecto romano de Judea, Poncio Pilato, creando el precedente, tan común hoy en día de “lavarse las manos”.
Tristemente no nos aprendemos la lección y repetimos la historia permanentemente; mientras vemos las traiciones y las injusticias, nos lavamos, cobardemente, las manos… y no tenemos a nadie que nos atormente con el ruido atronador de las matracas o carracas.
1 comentario
# Poisé Responder
08/05/2011 11:18Enrevesado pero divertido e interesante. Como tantas veces, la realidad superando la ficciión. Me gusta. vivir en un Universo tan fascinante. Como mola