Por razones del oficio, suelo trabajar en la redacción con la 'arradio' puesta, lo que me depara unas veces información, otras ideas y, a menudo, no pocas perlas escogidas de la estupidez humana, ligada, generalmente, a la ignorancia más supina.
Como el lector seguramente no ignora, ahora en las tertulias matritenses (ya quisieran...) corre como la pólvora el virus de la recentralización y, claro, hay que quitarlo todo. Estupideces tales como para qué queremos universidad en Asturias, o en Santander, cuando tenemos Madrid a tiro de piedra (más cerca está Francia, así que habrá que pensarlo) y otras gilipolleces de semejante jaez caen como gotas de agua en este simulacro de primavera que nos tocó vivir.
Entre las sandeces de moda está la de la licencia de caza: que valga la de cualquier Comunidad para todas las demás. En el fondo, clarinete, los de Madrid ya se ven con su licencia cazando de gañote, de baldre, por toda la piel del toro. Olvidan varias cosas, los listillos éstos. Primero, que los recursos cinegéticos son un bien ligado a los pobladores de un medio concreto, y por tanto susceptible de ser, en su caso, explotado por ellos y sólo por ellos.
Lo segundo, que la licencia está ligada a un control sobre la presión que se está ejerciendo sobre ese medio.
Como son tan listos, lo bordan diciendo que sobran 17 legislaciones de caza. Claro, como que es lo mismo cazar xabariles en el Cuera, pongo por caso, que en la Sierra de Gata, o que hay la misma población de averío en la mariña lucense que en medio de Soria. Y como que los necesarios períodos de veda son iguales en todas partes.
¡Qué listos son, que nos tocan el riñón!
Eso sí, pagar les pagan a modo. Pero como no soy como ellos, que ahora quieren bajar el sueldo hasta a los que no cobran, por mí, que con su pan se lo coman.
Feliz verano, querid@s