Cuidado, Ada, que te empiezan a colgar etiquetas de terrorista y filoetarra y te acaban ilegalizando. Porque aquí es legal echar a las personas de sus casas en virtud de una ley desahuciada por el Tribunal de Justicia Europeo, y hasta se puede ilegalizar a un juez que investiga sobre la corrupción, como Garzón. Pero no me toque políticos ni banqueros. Y si digo no les toque, digo no les grite, ni les señale con el dedo y menos vaya a gritarles. Que si no era ilegal, ya lo es. ¿Ve qué fácil?
Mucho se ha escrito estos días sobre el escrache y la legalidad, ahora que, si me lo permiten, es el Estado y el partido gobernante quien la rodea en cada acto. Para empezar, deberían ilegalizar a un partido que promete en su programa electoral lo que sabe que no va a cumplir, pero se permite el lujo de engañar a la población con el exclusivo fin de atraer votantes, de los que se desprende como de los chinches hasta dentro de otros cuatro años. Esto sin tener en cuenta la escasa representatividad de la Ley d`Hont, que nos configura una democracia de cartón, con nula participación de la ciudadanía en los designios del país.
Son las entidades financieras y empresariales, entre otros poderes fácticos quienes en realidad nos gobiernan a través de estos dos partidos. Tenemos la telefonía más cara y la factura de la luz más cara de la Unión Europea; pregúntense por qué y tendrá la respuesta viendo a dónde van nuestros gobernantes cuando cesan en sus cargos como premio a su servidumbre. Pero el caso más sangrante es el de los bancos. Después de drenar las arcas del Estado, de estafarnos con prácticas mafiosas, de conducirnos a la crisis que nos devora y chupar la mayor parte del presupuesto, arrojan a la calle a quienes no tienen para pagar un recibo y rechazan la tan extendida fórmula (EEUU, por ejemplo) de dación en pago. Usted se queda sin casa, con el culo al aire y una deuda que seguirá acumulando intereses de por vida. Desgraciadamente, hay quienes no lo resisten y se la quitan.
El 15M, la PAH y otros movimientos sociales defienden la democracia e intentan mejorarla, pero cuando un millón y medio de firmas no sirven para nada, significa que esta democracia no tiene arreglo, nuestros partidos son indiferentes a los problemas de la ciudadanía y nuestros políticos se representan a si mismos y los poderes que les sustentan.
Y si es un problema de sordera, no se apuren, les montamos la bulla en su puerta, donde puedan escucharnos. En su domicilio, para que recuerden que lo tienen, no como tantas familias víctimas de sus decisiones. El rechazo a las estructuras de poder debería hacer recapacitar a quienes lo detentan que no tienen patente de corso por ganar con engaños cada cuatro años. La sociedad inventará siempre nuevas formas de protesta, ante las cuales solo ofrecen la vieja fórmula: ilegalización, represión, linchamiento mediático… Es la historia de la humanidad, siempre hemos avanzado a golpe de protesta cuando los gobiernos son incapaces de recoger, interpretar y dar cabida al sentir popular. Por nuestro bien, hacen lo que hay que hacer: desmantelar la democracia, encerrarla en su castillo, convertirla en un pendón ajado colgado en la pared. No es una gobernanza, es una gobernanta manipuladora e insensible.
Habrá más Adas, pero quienes deberían preocuparles son las voces que la acompañan. Como un coro griego, están interpretando las mañanitas de un nuevo día en el que esta cenicienta población se vea libre de la madrastra, salve a la bella democracia de sus garras y emprendan una nueva vida juntas. Por si no se enteran, se lo vamos a contar de nuevo. A voces. Ya que no nos representan, por lo menos que nos oigan.