Es grotesco, se lo juro. Las tertulias radiofónicotelevisivas se han convertido en una especie de carrera de la reina encarnada en la que compiten entre sí a ver cuál dice la estupidez más gorda para luego volver el mismo sitio, al mismo comentario...que no responde a la realidad. Hoy por la mañana, mientras luchaba contra una fiebre perversa que nos ha puesto a todos en la casa panza arriba, escuché a Isabel Gemio exigir que el Rey diese cuenta de lo que gasta en dar de comer a los perros de Palacio. ¡Acojonante! Después, Sánchez Dragó propuso muy serio que los políticos, todos, viajen en Metro. Será en Madrid, supongo, porque aquí tendrían que ir a lomos de burra. Pero es normal que, desde Madrid, se digan estupideces de tal calibre como que todos los españoles, políticos incluidos, viajemos en Metro, olvidando que algunos, como los asturianos, no tenemos ni tren. A medio día pasé la oreja por Intereconomía y ya la cosa subía de tono: según lo allí dicho, España es la mayor sentina de mierda y corrupción del mundo, los políticos tienen que estar todos en la cárcel y la economía no hay quién la arregle. Se dice en los confidenciales que no les pagan, y de ser así, que no lo digo yo, sería lo menos que se merecen. Pero en fin. Los titulares de los periódicos llevan dos días de coña: El socio de Undargarín se reunió en la Moncloa con el señor de los pantalones. El de los pantalones lo niega. Uno dice que le ofrecieron dinero, el aludido que no. Y venga, día tras día.
Es grotesco, y sería hilarante de no ser porque fuera de España no es que piensen que seamos un pais corrupto, que saben que no, sino que creen que nos falta una garfillada viendo el corral con las pitas cacareando en círculos asuntos que nadie va a probar nunca y sino ya me lo contarán.
Miren: no me cansaré de decirlo. Este es un gran país, lleno de millones de españoles que trabajan cada día haciendo una sociedad moderna y tolerante. Un país lleno de gente que ganó lo que tiene trabajando, en ocasiones, muchas, dejándose la vida, la salud, en ello y nadie les regaló nada. Y hasta hay un montón de políticos que lo hacen porque les gusta la política, que porqué no, faltaba más, y sin ver gran cosa a cambio. Pero, claro, llega el Gobierno y da como triunfo propio que la mayoría de los concejales no van a cobrar. ¡Pero si nunca cobraron!
Nada, que nos entró la fiebre de cuestionarlo todo, acabar con todo, y mientras los problemas reales --no los del Rey, sino los de la realidad-- esperando arreglo. Dejen ya de mirar al vecino con sospecha porque tiene un reloj de oro, carajo. Con la envidia, la tiña, la calumnia, la miseria, no se construye nada. Se construye con nobleza, honestidad, generosidad y amplitud de miras, además de mucho respeto al prójimo.
Se lo juro, al próximo que me venga a decir que ésto es una ruina le voy a indicar la dirección del water. ¿Me siguen?
Feliz domingo.