Salvado el Oviedo, salvemos Asturias

Una vez solventada la solvencia del Real Oviedo cuyo grupo de accionistas más importante son los minoritarios -lo mismo que ocurre en los grandes bancos pero luego mandan otros, caso de Botín en el Santander- creo que los ovetenses, los oviedistas y los asturianos en general debemos embarcarnos en otra apasionante aventura como es la de salvar Asturias si bien no se si estamos preparados para ello.

Cuando se nota el sentimiento de las personas es cuando estas vibran y hasta sueltan dinero de sus en muchos casos escuálidas carteras. Lo del Real Oviedo ha sido un ejemplo claro. Pero en cuanto a Asturias, nuestro acusado espíritu individualista y envidioso hace que sea dificil aunar un sentimiento colectivo de salvación regional contando además con que los partidos políticos, sus dirigentes, están más a lo suyo que a lo de la colectividad. Para que la sociedad asturiana reaccionara con un empujón efectivo a nuestra autonomía tendría que existir un líder, un flautista de Hamelin, que encabezara el movimiento. Aunque en estos momentos no veo a nadie con esa posibilidad la crisis in crescendo, los 103.000 parados, la deslocalización vergonzosa de algunas multinacionales, etc, hacen que debamos plantearnos pronto ese movimiento de salvación. Lamentablemente no contamos con fuerzas fácticas competentes representadas en nuestras instituciones financieras, empresariales, sindicales y hasta de medios de comunicación y demás mimbres de la sociedad. En general seguimos empantanados en la jugada corta y embarrada, en los localismos incongruentes, en los enfrentamientos tribales, en las discusiones sobre si son galgos o podencos mientras la liebre corre hacia otros horizontes, en definitiva, en la inoperancia de una actuación que debería de sacarnos del pozo como se acaba de sacar al Real Oviedo y no, como está pasando, metiéndonos más en el hoyo.

Me doy una vuelta por el centro de Oviedo y me encuentro con mi admirado Ignacio Gracia Noriega, que no falte el sombrero tiroles, antiguo compañero de estudios en Los Dominicos y escritor impenitente de vasta cultura, especialmente asturiana, y que me gana no solo en ser mejor escritor que yo si no incluso en lo de adelgazar que ha bajado en los últimos tiempos unos 40 kilos y no precisamente por causa de la crisis. En plena conversación le llama por el celular otro antiguo colega de estudios, el ex concejal Ismael Rey, para invitarle al programa que tiene en TeleAsturias y que se titula de “Cháchara con Ismael“. Rey tiene, por supuesto, buena cháchara y no pierde ripio de lo que ocurre en Vetusta. Sería un buen relaciones públicas para el Real Oviedo. Pronto, el próximo mes, los antiguos alumnos de Los Dominicos celebraremos nuestra reunión anual en la que este año faltará lamentablemente el cardiólogo Eduardo González, Macano, fallecido hace unos meses. Me entero que otro de nuestra quinta, el abogado José Enrique Rozas Pontigo, alcalde de Llanes en la época de UCD, se repone de un achuchón físico que espero no le impida acudir a la reunión el 15 de diciembre.

Volviendo al cronista oficial de Llanes, destituido por la corporación municipal y restituido por los tribunales, me cuenta Ignacio Gracia Noriega que en su casa de Sevares (Piloña) donde ahora reside tiene 17.000 libros. Ahí es nada.  Como el Principado de Asturias no tiene cronista oficial desde el fallecimiento de Joaquín Manzanares el escritor Ignacio Garcia Noriega sería un muy digno sucesor en el cargo. Claro que a la consejera de Cultura Ana González le daría un patatus y no les cuento lo que le pasaría al diputado Antonio Trevín. Y es que así no vamos a ninguna parte.



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