Empiezo pidiendo disculpas por hablar de mí, pero no me queda otro remedio para relatar como era el MAESTRO.
En el año 1963 con tan solo 13 años, comencé a trabajar a las órdenes de José Vélez.
José Vélez junto con Ricardo Vázquez Prada y Armando Álvarez antiguo presidente del Cibeles eran los propietarios de la REVISTA FRUELA 63. Esta
se publicaba los sábados por la tarde; yo la repartía a los suscriptores los sábados y domingos, para lo cual alquilaba una bici en el Garaje Ramón que estaba en la Calle Quintana, luego recogía la revista en la calle del Peso, donde tenía la sastrería Armando y su hermano Manolo; en total ganaba 105 pesetas, 30 eran para el alquiler de la bici; mis hermanos Julio y Delfín, uno con 11 y el otro con 10 años también la vendían por los bares del centro de Oviedo, el Rialto, el Riesgo, el Paredes, etc.
Esta aventura de Vélez, duró solo unos meses. Pero Vélez siguió contando conmigo, me ofreció incorporarme a su laboratorio fotográfico en la calle de González del Valle 10, allí atendía el teléfono y me fui iniciado en ese mundo de la fotografía que tanto amaba Vélez. De aquellos años me quedan gratos recuerdos, mucho agradecimiento y vivencias de todo tipo.
Por aquel entonces Vélez estaba soltero, su preocupación con respecto de mí era que estudiase y me preparase, por lo que me envió a la academia Astur, que estaba en la Pasarela de Renfe y así pude empezar en el Instituto de Guillén Lafuerza.
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Mi primer reloj fue regalo de Vélez. Cuando iba a tomar el pincho contaba conmigo para que lo acompañara, me invitaba a la coca-cola y al pincho de tortilla en la cafetería del Rívoli.
En otra ocasión me dijo que tenía que pasar por la sastrería de Manolo y Armando, pensando que se trataba de algún recado me acerqué, pero no, en este caso, indicó a Manolo que me tomara las medidas para hacerme un traje, mi primer traje, algo que nunca he olvidado.
Otro de los recuerdos es, que por algún mal entendido, no recuerdo que pasó, me mandó para casa, pero a las pocas horas se le pasó el enfado y fue a buscarme al barrio de Ventanielles, a casa de mis padres. Para olvidar el hecho me dijo” dame un beso y por la tarde vuelves”.
Recuerdo cuando se compró un seiscientos, me llevó a dar una vuelta por la calle General Elorza y cuando paró me pregunto que tal lo hacía; había pegado un frenazo tremendo, pero yo le conteste, que muy bien. Para mí era la primera vez que subía en un coche. Sí, la primera vez, en aquellos años, tener un seiscientos era un lujo.
Con Vélez, estuve cinco años aprendiendo el oficio, del cual he vivido y conocido mucha gente; gracias a él entre a trabajar en LA NUEVA ESPAÑA en el año 1967 hasta el año 1990.
En el tiempo que coincidimos ya como compañeros en LNE, siempre trató de ayudarme. Recuerdo sus consejos las fotografías tienen que expresar algo, de él aprendí de que no vale con apretar el botón, hay que saber apretarlo cuando lo que tienes enfrente merece ser publicado. Por eso Vélez no era un fotógrafo, era y fue un gran periodista, que amaba y quería a su tierra y que la fotografío miles de veces, pero sacando de cada tema algo que expresar a los lectores.
Qué bonito es vivir como a uno le gusta, y a Vélez le gustaba su oficio, nunca se retiró, Trabajó hasta el último momento. Termino diciendo que para mí había sido mi segundo padre siendo un niño y ya de mayor un gran compañero y amigo.
3 comentarios
# Alesto Responder
27/07/2019 01:1719/09/2016 01:23 NO abandones este blog que con tanta ilusión empezaste. ¿Te va mal? ¿Ya no quieres transmitir?
# Alesto Responder
27/07/2019 01:22O ¿te casaste y...?
# Alesto Responder
27/07/2019 10:11NO abandones este blog que con tanta ilusión empezaste. ¿Te va mal? ¿Ya no quieres transmitir?