Un software gestionará los principales impactos ambientales e incorporará las mejores técnicas disponibles para el cultivo y la producción vitivinícola. La herramienta informática contribuirá a mejorar la competitividad de las empresas y favorecerá su desarrollo sostenible en sus vertientes económica, social y ambiental.
El cambio climático tiene una incidencia muy importante sobre los viñedos, que se ven afectados por las variaciones climáticas y el aumento global de la temperatura. El sector agrícola en su conjunto también es causante del calentamiento del planeta debido a las emisiones de gases de efecto invernadero que emite a la atmósfera. De ahí que la Unión Europea esté desarrollando un importante esfuerzo para evaluar las emisiones que suponen los distintos sectores agrarios con el fin de establecer técnicas de mitigación. Una forma de calcular las emisiones de estos gases es la huella de carbono, que mide la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos, de forma directa o indirecta, por una actividad.
El objetivo de los técnicos del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker-Tecnalia, es desarrollar un software adaptado a las especificidades del sector vitivinícola, de forma que las empresas de este sector puedan llevar a cabo el análisis del ciclo de vida de sus productos. De esta forma, los productores contarán con un importante apoyo para cumplir las exigencias medioambientales y, además, mejorarán su imagen ante los consumidores al demostrar su interés por producir vino de forma respetuosa y responsable desde el punto de vista medioambiental.
¿Cuántos gases se han emitido para que una botella llegue a la mesa?
Existen muchas iniciativas, públicas y privadas, para establecer protocolos de medición de gases de efecto invernadero expresados como huella de carbono, pero existen pocos criterios comunes y específicos para el sector vitivinícola. De ahí que la Organización Internacional de la Viña y el Vino haya desarrollado un protocolo de cálculo de las emisiones de estos gases en el sector.
En el caso español, la Federación Española del Vino -con la colaboración de la Organización Internacional
de la Viña y el Vino, así como de empresas y universidades- está desarrollando una metodología basada en tres componentes: evaluación de las emisiones de gases de efecto invernadero, validación de los resultados con la participación de grupos de interés, diseminación y utilización de los resultados. La Federación propone un Protocolo de Producto basado en el análisis de ciclo de vida; es decir, el estudio de las cargas ambientales asociadas a un producto a lo largo de toda su vida útil. Se trata, en definitiva, de poder determinar con la mayor precisión posible la emisión de gases de efecto invernadero producida por una botella de vino cuando esta llega a manos del consumidor.