La extraña biología de la larva de la langosta hace que su cultivo en cautividad sea muy complejo y delicado. Hasta ahora no existían mecanismos que permitieran completar su ciclo larvario fuera de su entorno natural, pero el trabajo de un grupo de investigadores de la Estación de Ciencias Marinas de Toralla permitió romper esta barrera. Han logrado completar parte del ciclo larvario de la langosta roja en cautividad, la común de las costas gallegas. Esta primera experiencia en este campo abre la puerta a futuros trabajos que permitan cultivar juveniles de langosta con garantías para afrontar todas las fases del cultivo de esta especie.
las tres universidades gallegas. Según apunta Enrique Poza, director técnico de la Estación de Ciencias Marinas de Toralla, esta es la "primera vez que se consigue en España completar el desarrollo en cultivo hasta el estadio de filosoma VI de estas difíciles formas de vida". Los ejemplares de langosta roja (Palinurus elephas) nacidos en la ECIMAT tienen 60 días de vida y se encuentran estabulados en tanques especiales "con flujo de agua marino inverso y alimentadas con diferentes tallas del crustáceo vivo Artemia salina", dice Poza.
Esta primera experiencia en este campo abre la puerta a futuros trabajos que permitan cultivar juveniles de langosta con garantías para afrontar otras fases del cultivo de esta especie. Para esto, la ECIMAT cuenta con circuitos de agua de mar filtrada y esterilizada, salas acondicionadas y tanques específicos para el cultivo de "estas extrañas larvas".
Un proceso complejo
En el mar, las larvas de langosta roja viven alrededor de 150 días formando parte del zooplancton. De su cuerpo en forma de hoja reciben el nombre de filosoma y poseen largas patas articuladas con las que capturar el alimento. Estos filosomas pasan por siete estadios antes de convertirse en langosta, como explica Poza, "de los huevos que se incuban en el abdomen de la langosta sale la larva filosoma I con un abdomen poco desenvuelto y sólo tres pares de patas torácicas".
Posteriormente, para seguir creciendo se desprende del revestimiento de quitina y forma un exosqueleto nuevo más grande. "Este proceso de muda o ecdisis lo realizan cinco veces transformándose en filosoma II, III, IV, V y VI y, aparte de crecer adquieren nuevos apéndices y un abdomen con cola". Hasta este punto del proceso, que dura alrededor de 60 o 70 días, es hasta lo que llegaron los investigadores de la Universidad de Vigo.
Tras él se produce una sexta muda en la que el filosoma se transforma en una larva con semejanza a una langosta pero totalmente transparente que recibe el nombre de Puerulus. Este período tiene una duración de 15 días y será el siguiente paso a lo que se enfrentará el equipo en un próximo trabajo. Superado este, en la última muda ya se convierten las larvas en un juvenil de langosta.
El objetivo del equipo de investigadores es poder completar todo el proceso de cautividad para hacer viable el cultivo de langosta fuera de su entorno.
(Foto: Michael Wolf)