Fallece el Dr. Boussignac, padre de la Ventilación Mecánica No Invasiva

Fallece el Dr. Boussignac, padre de la Ventilación Mecánica No Invasiva

El dr. Boussignac es el inventor de la CPAP de Boussignac, un producto clave en la lucha contra el coronavirus La producción de la CPAP ha aumentado en casi 70.000 unidades al mes a nivel mundial durante la crisis de la COVID-19

 

Valencia/Oviedo- El dr. Georges Boussignac ha fallecido este jueves 21 de mayo a los 74 años y tras una larga lucha contra el cáncer. Este médico e inventor franco-croata es reconocido mundialmente por haber revolucionado la Ventilación Mecánica No Invasiva con uno de sus inventos, la CPAP de Boussignac. Quizás los profesionales sanitarios más jóvenes no conozcan su historia, pero su apellido es reconocido por todos en el mundo médico, que hoy llora su pérdida.

 

El Dr. Boussignac se convirtió en una figura pública tras su actuación en una emergencia, un accidente de avión que conmocionó París allá en el año 1973. Tres de los pasajeros sobrevivieron al accidente, pero tenían los pulmones quemados, y Boussignac puso en práctica con ellos una técnica innovadora con herramientas muy rudimentarias para ventilar a estos pacientes. Lo aprendido en esta experiencia ayudó al genio a diseñar la CPAP de Boussignac, un producto que hoy en día es habitual en muchos servicios de urgencias, emergencias y anestesia del mundo y que ha supuesto un gran avance en la Ventilación Mecánica No Invasiva.  

 

El papel de la CPAP de Boussignac en la pandemia de la COVID-19

 

Cuando Boussignac diseñó su CPAP (Continuous Positive Airway Pressure), sabía que este producto ayudaría a salvar vidas, tal y como él y su equipo habían hecho en el accidente de avión de 1973, pero lo que no podía imaginar es el impacto que su ingenio supondría en una de las mayores crisis sanitarias de la historia, la pandemia de la COVID-19. Este nuevo y desconocido virus provoca en la mayoría de pacientes una Insuficiencia Respiratoria Aguda hipoxémica. En estos casos, el paciente necesita contar con un soporte ventilatorio extra para limitar su esfuerzo respiratorio y garantizar el intercambio alveolar. En las primeras semanas de la pandemia, se recurrió a la intubación y conexión a un respirador de todos estos pacientes. Sin embargo, el colapso de las UCIs y la falta de respiradores disponibles, hizo de la VMNI la mejor opción para atender a los enfermos.

 

Utilizando medidas de seguridad extra, como filtros de baja resistencia, la CPAP de Boussignac ha salvado miles de vidas de pacientes en los que la intubación no era recomendada o, que por la escasez de material, no podían acceder a ventiladores mecánicos. Además, su uso ha supuesto un alivio para la congestión de camas de UCI y se ha probado tanto o más efectiva que la Ventilación Mecánica Invasiva. Tanto es así que el ritmo de producción de la CPAP de Boussignac ha pasado de 6.000 unidades cada mes a 75.000 unidades cada mes para hacer frente a la alta demanda del producto a nivel mundial. Sin duda, un legado que es motivo de orgullo para la familia Boussignac. De hecho, hasta pocas semanas antes de su muerte, el propio inventor ha hecho un trabajo de divulgación a través de sus redes sociales, donde ha explicado cómo debía utilizarse su producto en tiempos de COVID-19.

 

La emergencia sanitaria convirtió al médico en inventor

 

Antes de que se construyera el aeropuerto Charles De Gaulle, el principal aeropuerto de Paris era Orly, y allí, en 1973 hubo un accidente de avión en el que murieron 125 personas y solo hubo tres supervivientes. Georges Boussignac fue uno de los médicos que trabajó para atender a los heridos de este accidente ya que trabajaba en un hospital cercano, y la idea que tuvieron él y sus compañeros de equipo salvó la vida a esas tres personas. Los tres supervivientes llegaron al hospital con los pulmones quemados. Habían conseguido sobrevivir al accidente porque se habían encerrado en la cabina y se habían protegido de los gases tóxicos y las llamas poniendo toallas mojadas en las ranuras de la puerta. Hasta la muerte del doctor Georges Boussignac, estos tres supervivientes le han visitado cada año con una botella de champagne para agradecer su ingenio y para celebrar que están vivos.

 

Cómo era esa primera CPAP rudimentaria

 

Cuando llegaron los pacientes al hospital, el jefe del servicio se dio cuenta de que no era posible intubarlos porque su estado era demasiado grave, así que el objetivo era intentar generar una presión positiva continua para sanar sus pulmones sin dañar las vías respiratorias. En aquel momento los hospitales no contaban con materiales tan sofisticados como hoy en día, así que fabricaron unos dispositivos respiratorios de la forma más rudimentaria. Cogieron bolsas de la compra y las ataron alrededor de las cabezas de los pacientes con gomas de ruedas de bicicleta. La idea era generar unas burbujas de aire herméticas, algo como un casco de oxígeno. Con bombonas de oxígeno introducían 65 litros/minuto de aire en los cascos herméticos que habían creado y para limpiar el dióxido de carbono generado en la respiración de los pacientes, conectaron los tubos a unos cubos de agua para que el H2O hiciera su efecto. Al cabo de unas semanas, los tres pacientes se habían recuperado.

 

Georges Boussignac, una historia de superación

 

Sin embargo, la historia de Georges Boussignac no es una historia fácil y exenta de problemas. De hecho, las dificultades que vivió en su juventud y su tenacidad para enfrentarse a las adversidades muestran la pasión con la que Boussignac ha vivido su vida. El doctor estaba en tercero de medicina en su Croacia natal cuando tuvo que abandonar el país por motivos políticos. Llegó a Francia con su madre sin saber ni una palabra de francés y empezó a trabajar como chico de la limpieza en hospitales y como fontanero. Cuando consiguió ahorrar, volvió a matricularse en la facultad de medicina para estudiar por libre mientras seguía trabajando para poder costear su vida. Boussignac tuvo que empezar la carrera de nuevo ya que los tres cursos que había superado en Croacia no eran reconocidos en Francia. Y de nuevo, eligió la especialidad de anestesia.  

 

Las grandes ideas no solo se desarrollan en los garajes de Silicon Valley  

 

Genios y garajes. Estos dos términos que en principio no tienen nada que ver, son hoy indisociables debido a las historias que explican cómo nacieron algunas de las grandes empresas de Silicon Valley. El caso de Georges Boussignac no es diferente. Este médico, con una curiosidad inagotable, trabajó en sus ideas y creaciones desde el garaje de su casa, donde tenía un taller de bricolaje, y esto mismo es lo que hizo para diseñar la primera CPAP de Boussignac.

 

El equipo de Boussignac estaba muy satisfecho con la idea que habían tenido, sin embargo, el jefe de servicio estaba algo preocupado por el uso futuro de este sistema, ya que por aquel entonces todo el mundo fumaba en los hospitales y era peligroso tener caudales de oxígeno tan altos funcionando.

 

Además, el caudal de 65 litros/minuto podía ser demasiado agresivo y dañar las mucosas de los pacientes. Por ello, Boussignac decidió investigar para reducir la cantidad de litros/minuto de oxígeno con el que se ventilaba a los pacientes y creó en el taller de bricolaje que tenía en el garaje de su casa, el primer dispositivo con válvula abierta de presión positiva continua que funciona mientras el paciente respira de forma espontánea, la hoy conocida como CPAP de Boussignac.  

 

El legado de Boussignac, el inventor

 

La CPAP de Boussignac es su producto más conocido, pero Boussignac también es el creador de otros productos como la BiPAP de Boussignac o su última invención, B-Card, un dispositivo que genera una oxigenación pasiva durante una RCP, lo que permite realizar cardiocompresiones continuas mientras se mantiene la perfusión del cerebro y los órganos. Su incansable actividad confirma que el mundo médico, y por tanto, la sociedad, pierde hoy a un gran profesional. Comprometido hasta el final con la investigación, la formación y el diseño de nuevos productos que salven vidas. DEP.  

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