Las contradicciones de la política

Hace unos dos meses, me encontré con un buen amigo, socialista por más señas,buen conocedor de la realidad política nacional y autonómica.Me comentó su desazón por la actitudy por las medidas que estaba adoptando el equipo de la nueva Secretaría General, que ponía al partido en claro riesgo de perder las próximas elecciones autonómicas a favor del PP. Dado mi escepticismo ante este diagnóstico, me invitó a hacer un pequeño experimento, sabedor de que me muevo entre sectores de población variopintos que pueden evidenciar una opinión social representativa. El ensayo en cuestión debía consistir en una pequeña encuesta sobre el partido que se pensaba votar en las próximas elecciones generales y autonómicas explicitando, en su caso, las razones y cualesquiera otras cuestiones que se consideraran oportunas.

Dado que estoy haciendo el Camino Inglés (Ferrol-Santiago de Compostela), aproveché la oportunidad que me brindaba el grupo tan heterogéneo de personas que lo hacen conmigo para desarrollar la encuesta en cuestión. Se trata de gente madura, formada, preocupada por los problemas que afectan a la sociedad, es decir, un colectivo con criterio.

Interrogué a veinte personas y la respuesta fue casi unánime en lo que atañe a las elecciones generales: dieciséis votarían a Ciudadanos, dos al PP y dos al PSOE.

Quienes votaban tradicionalmente al PP y ahora pasarían a votar a Ciudadanos justificaban el cambio en diversas razones. El PP para ellos, era el partido que representaba la defensa de la unidad de España y el orden constitucional, pero la corrupción, las mentiras, la blandenguería en el problema catalán, la consolidación del cupo vasco, el haber convertido el presupuesto en una cesta de regalos favoreciendo el gasto en aquellos colectivos de los que se presume un mayor rédito electoral con una subida desproporcionada a los funcionarios, escatimándola, sin embargo, a los pensionistas, les ha hecho perder la confianza. Todos esos valores los encarna ahora Ciudadanos.

Los que votaban al PSOE y optarían por Ciudadanos, ven a Pedro Sánchez como una persona poco fiable, un chisgarabís que va con los de la feria y viene con los del mercado, oportunista y sin criterio, capaz de poner en peligro la integridad de España a cambio de apoyos para ser presidente.

A nivel autonómico, sin embargo, el resultado fue radicalmente distinto: catorce votarían al PP, cinco al PSOE y uno a Ciudadanos. Las razones también divergieron. Los que cambiarían su voto tradicionalmente socialista por el voto popular, lo hacían como castigo a la nueva directiva socialista a la que achacan sectarismo, venganza, trato injusto y humillante a los dirigentes actuales y un programa electoral condenado al fracaso, con la inclusión de la cooficialidad del bable como elemento disgregador. Pusieron especial énfasis en el trato degradante a Javier Fernández, del que la mayoría de los asturianos se sienten orgullosos por la imagen de persona sensata, equilibrada y con sentido político que proyectó cuando pilotó el partido a nivel nacional.

Ciudadanos, sin embargo, a nivel autonómico no aprovechaba el tirón de sus homónimos nacionales, hasta el punto de que solo el encuestado que eligió este partido era capaz de recordar el nombre de un diputado de la formación. A nosotros nos parece un buen diagnóstico. Rajoy, melifluo, mentiroso y cobardón, merece un buen varapalo. Sánchez no cae bien y es poco creíble. Ganó el favor de los militantes, pero no el de la sociedad.

Parece que a nivel autonómico es la hora de Mercedes. Es una política experta, con carácter y personalidad.Lo tendrá fácil. Solo necesita para triunfar desmontar el sector público que lastra el presupuesto.

Que nadie se apene, «Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo y por las mismas razones».           



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