Recuerdo de un gran fotoperiodista

Hoy se cumplen seis años del fallecimiento de mi admirado colega José Vélez Abascal, gran fotoperiodista y testigo directo a través de su cámara de la historia de Asturias desde los años 40 hasta su fallecimiento ya cumplidos los 80 años.

Con una calle en La Florida que lleva merecidamente su nombre José Vélez fue ejemplo para varias generaciones de periodistas, encarnando al reportero a la vieja usanza para que el no existían horas ni esfuerzo en busca de la noticia en una actualidad entonces sin tantas ruedas de prensa, ni gabinetes de comunicación ni presiones de los políticos a los que, estoy convencido, Vélez siempre despreció.

Saltó siendo un guaje en el cuartel de El Milán al diario Región para después ser fichado por La Nueva España, siendo también columna vertebral de Hoja del Lunes y editor de La Hora de Asturias así como durante años uno de los mejores corresponsales que tuvo Europa Press en una región, en este caso Asturias, agencia de noticias que en más de una ocasión insistió en ficharle para su redacción central en Madrid pero para Vélez Asturias siempre estuvo en un primer plano y por nada del mundo hubiera renunciado a su querido Principado.

Creo que mi primer recuerdo de colaboración periodística con el gran maestro fue allá por 1965 cuando me ofreció acompañarle a realizar en Cangas del Narcea un reportaje que luego daría la vuelta a España consistente en entrevistar a la que fue la primera gitana monja de clausura en nuestro país, lo que conseguimos gracias a los buenos oficios de don Herminio, el cura del Acebo que siempre nos citaba en una popular cafetería a la que se conocía con el nombre de El Vaticano y que ponía unas excelentes compuestas.

En cierta ocasión hicimos otro reportaje para Hoja del Lunes denunciado las escasas medidas de protección que tenía la Cámara Santa. Pocos meses después un portugués la robo destrozando la Cruz de los Angeles. Todos los años acudíamos también al Sella para realizar un reportaje a Manuel Fraga con quien tuvimos nuestros más y nuestros menos, pescando salmón en el Sella, precisamente acompañado en ocasiones por el entonces joven Francisco Alvarez-Cascos y un fiel Ricardo Pire que precisamente acaba de fallecer en Pravia hace unos días.

Para mí fue emocionante leer una cuartilla escrita por sus hijas en el funeral de José Vélez en la iglesia del Corazón de María completamente abarrotada. No solo yo sino muchos de mis colegas como Evaristo Arce, Juan de Lillo, Julio Puente, Diego Carcedo, Nacho Artime, Graciano García, Santiago García, otro buen fotoperiodista que se formó con el maestro, etc. aprendieron a lo largo de los años, en tiempos nada fáciles de la dictadura, a buscar la noticia y darla a los lectores antes que los demás. Ciertamente era entonces un periodismo menos funcionarial y paradójicamente más libre que el actual.

Envió pues un abrazo en este sexto aniversario de su fallecimiento a su viuda Aurora, a sus hijas, dos de las cuales, Eva y Elena, están vinculadas a medios de comunicación, y a toda la clase profesional que le mantenemos vivo en el recuerdo. No solo les ha dejado su recuerdo sino también miles de fotografías con esa historia de Asturias que no tiene precio.



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