Dejación de funciones…

 Siempre se busca un culpable cuando uno no progresa o no medra, cuando no consigue  el ansiado éxito  ya en forma de trabajo, mejora, ascenso . Un culpable que nos libere de nuestras propias responsabilidades , de nuestras dejaciones , de nuestros  errores o de nuestras inoperancias incluso  cuando  la mujer no nos comprende o  el hijo nos contesta, y si esto quizás es una constante humana, más en esta sociedad actual de palmeros, plástico, recambio y triunfo fácil, donde el mañana no existe y la reflexión no se prodiga.

Siempre la culpa es de los demás: político, periodista, policía, profesor, médico, sindicato… y más en la sociedad de la  posverdad que ha hecho suyo el lema nazi  de Goebbels  de que “una mentira repetida cien veces se convierte en verdad” , y ejemplo tenemos muchos y al pie. Y todo esto ha sido y es posible por complicidad de todos,  y  es que hemos hecho dejación de funciones, y cuando digo todos, es todos, aunque unos más que otros, y es aquí donde son muy oportunas unas palabras escritas por Clarín ,  un 4 de octubre de 1879,  en su palique “Lo cortés  y lo valiente”, al preguntarse “¿Para qué es el periodismo?” y responde :” Entre otras cosas para censurar y corregir abusos, defectos, vicios…no hay equidad si se corrige y censura a todos menos a los del premio…”

Leer esto y evocar  unas palabras del desaparecido Don Antonio Asencio, Fundador del Grupo Zeta, fue todo uno. Cuenta uno de sus colaboradores que  Don Antonio un día le confesó  “que ganó más dinero con las noticias no publicadas, que con las publicadas”. Algo que quizás intuíamos - pero de lo que no teníamos certezas, evidencias - y es que sólo así se puede entender que se hayan construido castillos en el aire,  mitos, leyendas que de un día para otro pasaron del despacho a la cárcel o incluso de la vida a la muerte. Los lectores no nos merecemos esto. Todavía truena en mi cabeza una apoteósica crónica  del heroísmo antifranquista y carcelario del señor Jordi Pujol.

Si los medios de comunicación han hecho dejación interesada de sus funciones, las víctimas somos nosotros, pero aun así, no reaccionamos, nos uniformamos, nos dejamos llevar por el pensamiento único, por lo que se lleva o se trae,  y cedemos parcelas de nuestra libertad ( conciencia y creencias,  sentido crítico…),  en manos de la colectividad, del papa Estado, como si éste fuera el único responsable de mi futuro personal y familiar, y esto lo hacemos bien por falta de reflexión, bien por comodidad, por inercia, quizás hasta por buenismo, pero es una grave dejación de funciones, y es que el futuro de mis hijos y el mío propio es responsabilidad única y exclusivamente mía.

El cómo quiero que sean mis hijos el día de mañana es competencia mía  y a ello me debo dedicar. Una vez más  se demuestra, se evidencia la sabiduría de nuestros mayores cuando nos decían “que nadie regala nada”, que sin trabajo, sin esfuerzo no se consigue nada.

De las dejaciones de los políticos prefiero no hablar, que cada uno mire a su alrededor y haga balance, pero eso sí, que recuerde que si hay dejaciones,   los consentidores y por tanto responsables somos nosotros. Creo que ya  va siendo hora que  asimilemos  que ser “libres” exige esfuerzo.  



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