La lozana andaluza

La crisis ha estallado en el seno del partido socialista. 17 han presentado esta tarde la dimisión como miembros de la ejecutiva federal mientras Confidencial Digital adelanta algo que me cuadra perfectamente: Que el presidente de Asturias Javier Fernández puede ser quien preside la futura gestora.

Por su parte Pedro Sánchez aparenta aún sentirse firme e insiste en el congreso extraordinario para consultar a la militancia, claro que convertir al histórico PSOE en un partido asambleario tiene sus inconvenientes. Como no podía ser de otra manera el podemita Pablo Iglesias ya ha salido a la palestra en apoyo del todavía secretario general socialista. Por supuesto que entre los dimisionarios no hay nadie de Asturias, que Adriana Lastra y María Luisa Carcedo le siguen siendo fieles. Tengo interés en conocer la postura del veterano Antonio Trevín.


Lo cierto es que la espoleta se encendió en Andalucía, auténtico granero del voto socialista aunque en los últimos tiempos su influencia ha bajado. Aunque todo se venía cociendo hace unas fechas el encendido final lo dio Felipe González al hacer público sentirse engañado por Pedro Sánchez quien en junio pasado le comunicó que terminaría absteniéndose para que España pudiera tener gobierno aunque fuera el de Mariano Rajoy. Pero la punta de lanza de toda esta compleja operación desestabilizadora en el seno del segundo partido más importante de España está en la presidenta de la Junta de Andalucía. Susana Díaz, toda una lozana andaluza, cuarentona pero muy vitalista, madre hace solo unos meses y muy conectada políticamente hablando con su colega el secretario general de los socialistas asturianos, se ve por fin arrastrada a comenzar a hacer las maletas con la vista puesta en Madrid. Por el contrario, si Pedro Sánchez aguanta y mantiene la secretaría general, cosa muy poco probable, su carrera política estaría terminada, pero más bien me decanto por la primera de las posibilidades., la del desembarco de la lozana andaluza en Ferraz.

Que Susana Díaz se haga con el poder socialista en Madrid sería bueno para Asturias que, la verdad, el telegénico Pedro Sánchez no se ha preocupado mucho por nuestra región para cabreo de Javier Fernández y de su equipo. Claro que con todo este batiburrillo, con un país camino de la parálisis administrativa, el sendero nos está conduciendo a la tercera elecciones generales en un año y es que, tal como están las cosas, me resulta prácticamente imposible creer que el Congreso de la nación reaccione y apruebe el nombramiento de Mariano Rajoy, como fuerza más votada por los españoles de a pié, como presidente del Gobierno.

Como otras muchas cosas en esta sociedad cambiante los acontecimientos políticos se suceden a velocidad de vértigo. Izquierda Unida ha sido fagocitada por Podemos, quienes serán, sin duda alguna, los mayores beneficiarios de tanto vaivén de la izquierda, el PSOE va camino de romperse y el nuevo partido centrista, Ciudadanos, necesita aire. Al final aguanta el PP y algunos grupos nacionalistas. Estas crisis a la española están descolocando, me consta, a los dirigentes de la Unión Europa en Bruselas. Ello y el incremento de la ultraderecha en países como Alemania. Solo faltaría que en noviembre el histriónico Donald Trump se instale en la Casa Blanca.



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