La luz de Jovellanos

Sin duda esta exposición viene a significar el acto posiblemente más relevante del bicentenario de Jovellanos a desarrollar aquí en la ciudad de Gijón por la extraordinaria brillantez de la exposición y de sus contenidos, laboriosamente acopiados a través de las instituciones que han organizado esta muestra. También es importante por el marco en el que se desenvuelve. Este Palacio de Revillagigedo rehabilitado después una también laboriosa cooperación institucional. Un marco magnífico donde, sin duda, aquellos sueños que Jovellanos tuvo a lo largo de la Ilustración y del periodo que él representó como una de las figuras más notorias, probablemente la más relevante de esa época, comprobarían que esa lucha en momentos difíciles, a pesar de la represión directamente sufrida tanto en su libertad como durante el ostracismo al que fue condenado en una parte de su vida, ha merecido la pena.

 

Porque levantar la mirada a lo largo de estos dos siglos y observar la transformación de Asturias; de su ciudad natal, Gijón; de algunas de las ideas que el preconizó en aquel momento en absoluta minoría, pero que, afortunadamente, en el momento actual cobran un especial relieve cuando nos enfrentamos globalizado, con fenómenos absolutamente inéditos hasta ahora, a los que tenemos que hacer frente con la principal de las herramientas que tenemos en nuestras manos: el conocimiento.

 

La Europa de hoy establece sus estrategias de futuro hacia el 2020 y nos dice que el principal valor en el mundo actual, no sólo en nuestro continente, es precisamente la inteligencia, el conocimiento. También el respeto a un mundo más ecológico, a una economía más competitiva, un mundo más inclusivo, con más solidaridad y también toda una serie de herramientas que tenemos que incorporar como un acervo de lo que han significado dos siglos de desarrollo en el mundo, de fenómenos absolutamente extraordinarios que han producido desigualdades, pero que han producido también importantes oportunidades.

 

 

Quiero felicitar a los comisarios y al Instituto Feijoo –aquí representado por sus investigadores, por su Directora, que han hecho un laborioso trabajo. He tenido también el honor de, una parte del tiempo en el que fui Alcalde de esta ciudad, colaborar en él. Porque están a punto de finalizar esa investigación que, en su día, puso en marcha el profesor Caso y que ellos han continuado-. Pero sobre tiene un sentido porque, en este mundo que vivimos, seguimos reivindicando la figura de Jovellanos no sólo por un reconocimiento histórico muy merecido, sino también por una vigencia por lo que significa, en un contexto político dado, en medio de circunstancias muy adversas, que una persona como él, un ilustrado, arriesgase su libertad y muchos valores importantes en la sociedad que vivía por defender sus ideas. Y eso es lo principal de esa vigencia del espíritu ‘jovellanista’ trasladado al mundo actual.

 

La capacidad emprendedora, la visión de un mundo en profundo cambio, la identificación de aquellos valores que deben de ser prioridades en las políticas y en el mundo actual, la reivindicación de la política a pesar de todo lo que pueda, en un momento dado, opinarse de ella porque sin la política no hay transformación social, y sobre todo, la política democrática y en nuestro país sabemos muy bien lo que significa conquistarla. Llevamos desde 1977, en España y en Asturias, con libertades democráticas, en un mundo en el que hay que seguir haciéndolo día a día, que nada está otorgado, hay que luchar por ello permanentemente.

 

En fechas muy recientes, cuando otorgábamos el Premio Jovellanos “Resistencia y libertad” los Gobiernos de Baleares y Asturias, precisamente para reivindicar esa figura en el mundo actual, poníamos de manifiesto todas estas cosas. Él, en su época, para algunas cosas que hoy son obvias -la misma creación del Instituto- tuvo que vencer enormes resistencias y visiones muy locales en la Asturias de aquel entonces y superar esas concepciones con altura de miras, levantando la mirada, reivindicando que esa ilustración hoy es afrontar el mundo en que vivimos desde la inteligencia, el conocimiento y la altura de miras.

 

Felicidades a todas las instituciones que han hecho posible que este bicentenario tenga aquí la expresión más álgida de todas las actividades que se desarrollan de forma complementaria entre las instituciones que colaboramos en esta efemérides pero, precisamente hoy en el palacio de Revillagigedo, mirando hacia ese antiguo puerto de Gijón, convertido en un hermoso puerto deportivo, con unas magníficas instalaciones que también sin solución de continuidad fueron capaces de convertirse de unos astilleros que decayeron en una oferta que contribuye al ocio y al crecimiento económico y una ciudad vital que se moderniza, que es capaz de superar sus problemas, que afronta el futuro preparándose para el con instrumentos muy potentes, acopio de un trabajo continuado a lo largo de mucho tiempo en la ciudad en la que Jovellanos nació, el merecido homenaje que merece aquel sacrificio, aquella visión del mundo en algunos momentos utópica y en otros muy brillante y realista pero que hoy tenemos que coger ese legado mirando hacia el futuro.

 

*Presidente del Principado de Asturias



4 comentarios

  • # Hormiguero Responder

    06/07/2011 10:14

    Si no fuera por las etiquetas de los vinos y las vitolas de los puros y las marcas en general andariamos perdidos. Menos mal que el markéting y la publicidad nos ayudan a saber lo que nos gusta ¿? Excelente comentario

  • # Hoboken Responder

    06/07/2011 16:03

    Hace tiempo leí que un polo Lacoste era un polo de 5 € con un lagarto de 50 €. Hoy en día podemos decir que la gente paga por imitaciones, con una calidad infima, con tal de llevar un logo. Prefiero llevar un auténtico Zara (uff, también es una marca!)

  • # yo Responder

    11/07/2011 14:43

    ¿habéis probado un vino riquísimo, extremeño, que se llama "Tentudia"?...

  • # Pepe Responder

    11/07/2011 23:18

    Respuesta a "yo", sí lo probé hace unos ocho años y me había sorprendido favorablemente. Me cuentan que ha ido perdiendo algo de calidad, pero ahora me tienta volver a probarlo.

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