Los amos del mundo pretenden imponer de nuevo la razón de la fuerza y del dinero

Todos debemos prestar atención a los debates republicanos en los EE.UU. para alzar a tiempo la voz y, si es preciso, el grito ante la posibilidad de que los máximos representantes de los mercados, de la fuerza, de la hegemonía, de la insolidaridad... vuelvan a ocupar la Casa Blanca. "Poderoso caballero es don dinero", sentenció Cervantes. El mundo ante la posibilidad de alcanzar puntos de no retorno en procesos sociales y medioambientales y de perpetuar como "efectos colaterales" situaciones humanamente intolerables como la extrema pobreza y la emigración forzosa, debe, ahora con gran apremio, reaccionar con firmeza ante quienes han impuesto el neoliberalismo, han debilitado el Estado-Nación, han marginado a las Naciones Unidas sustituyéndolas por grupos oligárquicos ineficientes y ridículos, han desplazado los derechos humanos y puesto en su lugar a los mercantiles, no han suscrito la Convención de Derechos Humanos de la Infancia, han situado la Organización Mundial de Comercio directamente fuera del ámbito de las Naciones Unidas, invadieron Irak sin el consentimiento del Consejo de Seguridad, se han resistido al Medicare y a la regularización de millones de inmigrantes... 
Al imaginar a un tercer Presidente de la saga de los Bush... ¡temblemos! y reaccionemos. Es preciso transitar resueltamente de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón y hacer valer, ante quienes siempre lo han despreciado, el valor de "nosotros, los pueblos", que lúcidamente establece la Carta de las Naciones Unidas. 
Es crucial que el liderazgo del Presidente Obama pueda ejercerse hasta el fin de su mandato... y continuar después, en los momentos de inflexión histórica que se avecinan, el establecimiento de un multilateralismo democrático para el "nuevo comienzo" social, político, económico y medioambiental que es exigible.



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