El partido Jauja

El partido Jauja era un partido político nuevo. Caía muy bien a la gente que estaba harta de corrupción, porque los mal vestidos componentes del mismo se presentaban como los adalides de la honradez, el altruismo, la justicia y la generosidad. Y proclamaban a los cuatro vientos que en el país había dinero suficiente para que todos sus habitantes pudieran vivir maravillosamente. Lo que ocurría era que esa ingente cantidad de dinero estaba en manos de cuatro capitalistas sin conciencia ni escrúpulos. Lo que ellos harían nada más llegar al poder sería desposeerlos de todo ese dinero y repartirlo para que les llegara a todos, tanto a los trabajadores, como a los parados, como a los que habiendo nacido soñadores como las cigarras gozaban con el arte de cantar y no hacer nada.

        En las entrevistas y tertulias radiofónicas y televisivas, los periodistas que no comulgaban con ruedas de molino preguntaban, convirtiéndose en antipáticos enemigos para los componentes del grupo Jauja:

        —¿Y de dónde vais a sacar el dinero para poder hacer todo lo que predicáis?

        —Muy fácilmente, amigo. Nos haremos dueños de los bancos. Y una vez los bancos en nuestro poder tendremos todo el dinero necesario para poder realizar una adecuada justicia social.

        —Y cuándo se termine el dinero de esos bancos, ¿qué harán? Porque aunque ustedes demuestras poseer una extraordinaria generosidad, imaginación y optimismo, hay un hecho universal inalterable y es que de donde se saca y no se mete la bolsa termina quedando vacía.

        —Eso ya lo tenemos previsto. Nosotros estamos preparados para todo. Les meteremos mano a los ricos. A los accionistas de las grandes empresas, a las grandes empresas mismas. Todos los que ahora tienen dinero se van a enterar de lo que vale un peine.

        —En todo caso les meterán mano a los ricos que no hayan huido con su dinero a otros países en los que se respeten las normas del juego democrático.

        —¡Ja! Ya salió el tema asustaniños. Huy, salvemos la democracia porque cualquier otro sistema nos llevará al caos, a la anarquía, al salvajismo —burlándose el jaujiano—. Eso ya no cuela. La Democracia ha sido un tinglado inhumano que ha permitido a los ricos enriquecerse más y más, impunemente, a costa de la cruel, despiadada explotación de los pobres. Siempre metiendo miedo al pueblo con la falacia de que la Democracia es el menos malo de todos los sistemas de gobierno. Esa es la grande, asquerosa, ruin mentira que han esgrimido siempre. Pero como ya he dicho antes: Esto ya no cuela más.

        —Señor político de la camisa abierta y los pantalones del Baratillo, le voy a decir lo que yo temo si ustedes llegar a regir este desdichado país. Y lo que yo temo es que en cuanto hayan liquidado el dinero de los bancos y el dinero de los ricos, seguirán necesitando más dinero para cumplir sus fantasías y me crujan a impuestos sobre lo poco que tengo y que tienen todos los que hemos gozado del bienestar social, que para nosotros ha sido tener un trabajo y hecho mil sacrificios para ahorrar un poquito de nuestro modesto sueldo. Y lo poco que tenemos los que han hecho lo mismo que yo es un cochecito que, tras realizar numerosas privaciones durante diez años he conseguido comprar. Y también tengo un pisito en el que he hipotecado veinte años de mi vida para hacerlo mío. Ahí está el gran miedo mío, que ustedes terminen quitándomelo cuando ya no les quede un euro de lo arrebatado a los bancos y a los ricos. Y lo que ya me mataría sería enterarme de que en algún país amigo disfruten ustedes como ricachones de la fortuna que, previamente, llevaron a un paraíso fiscal.

        —¡Que le quiten el micro a ese capitalista de mierda! ¡A ese calumniador!—grito, indignadísimo, el jefe supremo del partido Jauja.  

        Un grupo de fanáticos cainitas enfurecidos no solo le arrebataron el micrófono al amante de la verdad, si no que le dejaron en un estado hasta tal punto comatoso que le obligó a una larga estancia en un hospital, donde maduró la idea de que, como ganasen las próximas elecciones los jaujianos él emigraría a otro país en el que todavía se respetase la Democracia, el libre comercio y la gente hiciese oídos sordos a embaucadores grupos políticos como el Jauja.



Dejar un comentario

captcha