Por Manuel García Linares.-En estos últimos días, los amantes del arte, han tenido la oportunidad de encontrarse, en la sala Borrón, con la obra de Mon Cabrales, que más que una joven promesa, definición que los críticos de arte suelen dar a los que se inician, yo diría que es una realidad visible.
Estar frente a los cuadros de Mon, realizados con grafito y carbón en grandes tamaños, te hacen sentir pequeño tanto en dimensión como
en sentimientos porque esta no es una obra banal sacada del catálogo de turno, ´resta es una obra generada por unos sentimientos que afloran a través de un cerebro analitico que penetra en el alma humana.
Mon cabrales, nacido en Llanes en el año 1984 es un joven artista a quien le ha tocado vivir una etapa de una sociedad confusa y convulsa, llena de inquietudes, de certezas y de dudas, con unos avances tecnológicos aplicados a las manifestaciones artísticas, que en
vez de clarificar nos sumen en un mar .de marejadas producidas por las ansias de libertad y crisis éticas y estéticas, a las que él les ha hecho frente escudriñando en las entrañas de la vida, aunque, dada su gran preparación y dotes, pudo acudir al camino más sencillo de lo “efectista” y superficial, quedándose en la piel de la superficie, sin entrar en medio de los órganos vitales del ser.
Él ha humanizado la obra, poniendo en ella su pasión con emociones y sentimientos, libre de todo color que pudiese distorsionar el
fín principal de la analitica sobre el ser humano. Sus rostros, sus cuerpos, sus contorsiones, sus expresiones, dolor, ausencia, vergüenza,
amor; toda una componenda de nuestra cotidianidad, es muy posible que, hoy en día, frente a esta obra, Ortega no hablase de la
“deshumanización del arte “, sino de lo contrario, de esa recuperación del viejo eslabón entre el arte y la vida, frente a la alta tecnología, Mon Cabrales, se puede decir que ha recuperado la “humanización del arte “.
Con la diferencia de edad y épocas, a Mon Cabrales se le puede augurar un camino, no fácil, pero sí personal y emocionante, en las líneas que han recorrido los grandes expresionistas alemanes como pueden ser Ernst Luwing, Otto Mueller, Karl Schmidt u Otto Dix, por mencionar algunos, sin olvidarnos de Nonell, Casas o Solana. Mon Cabrales exterioriza en sus obras la fuerza incontenida de unas vivencias que reflejan el estado anímico de una sociedad a la que pertenece.
La obra de Mon, no es de un elemento decorativo como complemento de un conjunto, la obra de Mon, es, en si misma el todo de
unos sentimientos pertenecientes, no a la casualidad o a la máquina, sino al alma del creador.
Ha sido un placer encontrarme con esta obra, sin concesiones a la mediocridad e impactante para el espectador