Ramiro Fernández en el Ateneo Jovellanos: 'Del Gijón del alma a la imagen que lo configura"

Ramiro Fernández en el Ateneo Jovellanos: Del Gijón del alma a la imagen que lo configura"

Gijón.-Mañana martes, a las 19,30 horas, en el Ateneo Jovellanos de Gijón (C/ Francisco Tomás y Valiente, 1), el peluquero y psicoesteta Ramiro Fernández pronunciará la conferencia titulada: “DEL GIJÓN DEL ALMA A LA IMAGEN QUE LO CONFIGURA”. El ponente será presentado por el notario Ángel Aznarez.

 

Sobre Ramiro 

 

“Ramiro Fernández, peluquero y psicoesteta, en reciente conferencia según leí esta misma semana en La Nueva España, dijo lo siguiente: “el peluquero del futuro debe tener conocimientos médicos, de dermatología, química, idiomas, psicoestética y de economía”. Antes de entrar en el meollo del asunto, procede hacer un previo exordio a modo de preámbulo, teniendo en cuenta que la frase entrecomillada fue pronunciada con solemnidad, en un auditorio de colegas de profesión, muy entregados, y que a más de uno se le debieron poner de punta los cabelludos pelos, ya de por sí muy tiesos (…).

Es sabido que todas las ciencias que empiezan por PSY (Psicología, Psicoanálisis, Psiquiatría), son ciencias de parlamento, cháchara y de bla, bla y bla. La Psicoestética también, y desde muy antiguo. Contó una vez el cineasta Rafael Azcona al escritor y galerista Manuel Vicent que los peluqueros de antes, siempre avisaban al cliente, informándole que el precio del corte de pelo variaba según fuera sin o con conversación, y que en esta última modalidad, el silencio sería obligado en el único y preciso momento en que el maestro rapador o rapista ha de agarrar la nariz del postrado, tirando suavemente de ella hacia arriba, para dejar muy perfilado y afilado, con el instrumento de la navaja barbera, el bigote o bigotazo, o la barba de chivo si colgase (…).

Yendo ya al meollo de la cuestión, digamos que tal vez a muchos, la visión de don Ramiro de que los peluqueros en el futuro han de saber de Medicina, Dermatología, Química, idiomas, psicoestética y de Economía, les parecerá exagerado. Yo, por el contrario, estoy muy de acuerdo con don Ramiro, que creo se queda corto, pues añadiría a aquellas ciencias otras muchas necesarias para el oficio peluqueril, como las Sagradas Escrituras, por lo de Sansón y lo de las mujeres rapadas de San Pablo; también añadiría la Criminología y el Derecho Penal (delito de atraco), e incluso la Astrología, que es ciencia de brujería. Repárese que en el arte de la peluquería, una cosa es el sencillo descabello y otras más complejas son los implantes o prótesis, los trasplantes y las “endodoncias” de cuero cabelludo y cabezudo, con varios tipos de postizos y/o añadidos, con sofisticados adornos, tintes y pegamentos muy variados de potencia. Me cuentan que ahora vuelven a estar de moda los moños para caballeros, incluso los pequeños, denominados “de castaña”, que unos los colocan arriba, en el copete, y otros más abajo, como toreros”. (Artículo de Ángel Aznárez publicado en “La Nueva España” el 3 de junio de 2012).

Ramiro Fernández Alonso (San Miguel de Nembra, Aller, 1945) fue educado por sus padres bajo los valores que consideraban que toda persona de bien debía tener: honradez, esfuerzo, tesón y bondad. A los trece años fue llevado a Contrueces (Gijón) con los Claretianos, pensando en estudiar para cura. Seis meses más tarde ingresó como interno en Valmaseda (Vizcaya). Pasado un tiempo su hermano José abandonó la mina y abrió una peluquería en Gijón, sacando a Ramiro del internado para que le ayude en el negocio. Trabaja en la peluquería a la vez que lo hace en un bar, y también se ve forzado a realizar el oficio de limpiabotas y, cuando llegan barcos a El Musel con tabaco del extranjero, le envían a recogerlo. Pasados unos años, su hermano José decide marcharse a Brasil y Ramiro se queda solo en Gijón. Pero durante el servicio militar, que realiza en Oviedo, decide establecerse en la capital del Principado, y el 6 de octubre de 1966 abre su primera peluquería. El resto es historia, como suele decirse.

 

Dejar un comentario

captcha