La reina flotante

La reina flotante

En el fondo del lago Ayetenum vivía una reina sentada en su trono de cantos rodados todo el día. Había nacido de un huevo que nadie sabe quién colocó sobre la roca y llegó a incubarse y eclosionar. A medida que crecía iba acomodándose en el asiento de piedra como un manto de liquen.

 

Cuando su cuerpo tuvo una apariencia lo suficientemente regia, las criaturas que habitaban el lago comenzaron a venerarla como a una diosa. Ella empezó a hablar y cada palabra era una burbuja que subía y explotaba al aire libre llegando a no se sabe dónde. El pez más sabio le dijo que ella era el corazón del lago y estaba conectada a él como un órgano a un cuerpo vivo.

 

Ella miraba con tristeza la superficie que, en realidad, era su cielo inalcanzable. Cuanto más triste se encontraba, más problemas para resolver le planteaban sus súbditos haciéndola cada vez más irascible. La reina hablaba y sentía sin saber la trascendencia y el impacto de sus poderes y del signo positivo o negativo de sus latidos, hasta que un día su amargura hizo que empezara a hundirse, lentamente, en el fango.

 

El sabio le pidió amor para salvarla y ella creyó en él y lo amó. Y con la inercia de amar se acostumbró a hacerlo e, incluso, ya no supo dirigirse a ninguno de sus vecinos sin amarlos incondicionalmente. Ella fue feliz amando y agradeciendo aquello que tenía e, incluso, lo que aún no tenía pero deseaba.

 

Cuando llegaron al máximo de amor, la roca empezó a flotar y salió al aire libre. Agradecida al pez y al lago por ascenderla, una barca se acercó con un barquero que dijo haber sido despertado por una voz desconocida salida de pompas de agua, mezcla de humanidad y humedad, que le exhortaba a coger su barca y besar a la mujer que se bañaba a la luz de la luna en medio del lago.

 

Ambos se besaron convirtiéndose en dos montañas gemelas que gobernaron el reino como deidades. Soñaban con la superficie que era el cielo. Sabían que amándose y agradeciéndose mañana se sentarían sobre las estrellas.

Respóndeme: ¿Asciendes o te hundes?


José Ángel Caperán


Psicólogo y coach en Gijón

Twitter @Jcaperan

jacaperan@gmail.com

4 comentarios

  • # Raquel Diaz Illescas Caperán, por supuesto que asciendo. Un Responder

    27/02/2013 15:55

    Caperán por supuesto que asciendo. Un abrazo.

  • # José Ángel Caperán Responder

    27/02/2013 20:13

    No esperaba menos Raquel. Un abrazo!

  • # estrella Responder

    01/03/2013 07:52

    Se asciende con un trabajo diario, puesto que si hay una mínima dejadez, la tendencia es a desmoronarse. Por ello creo que hay que realizar un esfuerzo positivo y continuo para flotar.

  • # gijonesa Responder

    07/05/2013 21:51

    Intento mantenerme a flote. ; )

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