¿Cómo caminas por tu vida?

¿Cómo caminas por tu vida?

El 18 de noviembre de 1972, la familia Grasso, un matrimonio italiano y sus tres hijos de 14, 12 y 10 años, se vieron sorprendidos por un alud de nieve en una ladera del Mont Blanc. Carla y Patrick Grasso murieron sepultados mientras dormían en su tienda de campaña. Milagrosamente, el refugio de los tres chicos se situó fuera del torrente blanco.


Carlo, el mayor, Paolo, el mediano, y el pequeño Marco, lloraron a sus padres hasta que las lágrimas se quedaron pecadas a su cara e inmediatamente comenzaron la huida de una muerte segura.


Carlo miró al horizonte y vio las luces del pueblo más cercano a muchos kilómetros, más allá de bosques tan frondosos que apenas sí se sumía en ellos la luz solar: - No podemos llegar al pueblo a través de la falda de la montaña y luego atravesar el inmenso bosque lleno de alimañas.


Paolo gemía quejándose de la mala suerte: - Nunca lo conseguiremos, nunca volveremos a casa, vamos a morir - Y rezó para que llegara pronto un equipo de rescate.


Marco vio las luces del pueblo y comenzó a caminar hacia allá. - Casa - dijo mientras señalaba y se ponía en marcha.


Carlo miró hacia el lado contrario al pueblo y vio ante sí un camino interminable hacia no se sabía dónde; al menos no parecía tan peligroso. - Vamos por este lado.


Paolo dijo: - No, quedémonos aquí, vendrán a buscarnos.


Mientras sus hermanos mayores discutían Marco ya caminaba en dirección a las lejanas luces del pueblo.


Carlo llamó a gritos al pequeño inútilmente hasta que, de nuevo, se levantó una ventisca que provocó que los dos hermanos que permanecían junto a la tienda dieran por muerto al benjamín. Al no llegar a un acuerdo, Paolo se quedó en aquel punto de la pendiente mientras que Carlo emprendía el camino contrario al pueblo, aparentemente menos arriesgado.

 

El tiempo pasaba para los tres hermanos:

- Tendré suerte, vendrán a rescatarme, vendrán a rescatarme - se decía y rezaba Paolo.

- Por aquí me puedo caer, iré más allá… Por aquí puede haber animales, iré más allá…En esta senda puede haber grietas, iré más allá… Está empezando a llover, iré a cobijarme… - y Carlo, sin darse cuenta, fue a encontrarse, de nuevo, en la tienda con su hermano Paolo. Había dado la vuelta a la montaña y vuelto al mismo punto.


Mientras tanto, el pequeño Marco se daba instrucciones en voz baja: - Bajaré por aquí agarrándome a esta rama…¡Ay! ¡Se ha roto! Me agarraré a esa piedra y subiré de nuevo a la senda… Con este palo iré asegurando por donde piso… ¡Oh! ¡Empieza a llover! Beberé agua… ¡Un lobo! Le tiraré una piedra… ¡demasiado alta! ¡no le he dado!... Me subiré a un árbol… ¡Veo ovejas! Buscaré al pastor… ¡No hay pastor! Las ovejas son el alimento del lobo y hacia ellas va… ¡Gracias por darme ovejas para el lobo aunque no tengan pastor que me rescate!... Caminar, caminar… ¡me vuelvo a caer! y vuelvo a trepar… Caminar, caminar y ¡me he roto un brazo! Tengo el otro para agarrarme a las rocas e, incluso, a los espinos… ¡Duele!... Pero me aferro a mi sendero… Camino y salto y trepo y tengo frío y me caliento con mi aliento y con el roce de mis manos en las raíces que encauzan los arrollos… ¡Culebras! Una razón para correr como si no hubiera mañana y despejarse del sueño, un empujón necesario para quitarse la tontería y que quede sólo la necesidad de llegar al pueblo.


Sólo Marco se salvó. Al llegar por fin a la carretera, exhausto, el coche del pastor se detuvo y lo recogió.


- Has tenido suerte, hijo, hoy vengo de la montaña porque el lobo ha atacado a mis ovejas y he tenido que subir a dejarlo  todo en orden de nuevo. Alguien tiró una piedra en el cercado y espantó a las ovejas dispersándolas a merced del lobo. Si no, no hubiera vuelto hasta la semana que viene porque hace un frío helador.


Paolo se quedó en la inacción, esperando un golpe suerte, poniendo todas sus esperanzas en la divina providencia.

Carlo centró su plan en lo que no debía hacer y volvió al mismo sitio de partida, sin apenas diferenciarse de quien se encomienda a la fortuna.


Sólo Marco Grasso se puso en marcha, se centró, a cada paso, en una acción cuyo resultado y análisis conducía al siguiente paso. Incluso en situaciones límite siempre se planteaba una acción que llevar a cabo, una instrucción. El pequeñín de la familia, bien por ingenuidad, por valentía o, simplemente, por instinto de supervivencia, por necesidad, salvó su vida. 


Incluso al final del camino todas las pruebas, retos y contratiempos cobran un sentido claro, como un plan que tuviera que ser así:

 

1. La primera vez te caerás pero no morirás.


2. La segunda vez te harás con un bastón para evitar caídas fortuitas… Pero, en ese momento, empezará a llover.


3. La lluvia tiene su lado malo pero también su lado bueno. Céntrate en el bueno y bebe.


4. A continuación, te sobrevendrá un peligro, un lobo. Tírale una piedra y si no aciertas toma un camino de emergencia y súbete a un árbol.


5. Tu primer intento parece haber fracasado pero no. Ya te darás cuenta, más adelante, si sigues caminando, del porqué la valentía tiene siempre premio.


6. Te harás daño, llorarás pero será más intensa la necesidad de seguir que el dolor. Y seguirás haciéndote más fuerte.


7. Y justo cuando estés a punto de conseguirlo… ¡serpientes! Debes acelerar el ritmo y no frenarte ante retos que ya has superado. En este punto estás vacunado para las dificultades. Corre y llega a la meta.


Respóndeme:

 

¿Cuál de los tres hermanos eres en cada uno de los ámbitos de tu vida -familia, trabajo, pareja, salud,…?

¿Conoces a algún Carlo, Paolo y Marco?

¿Cuántas veces te has caído? ¿Cómo te has levantado? ¿Cuántos lobos han ido a tu encuentro?

Finalmente, recuerda que la suerte siempre viene al final del duro camino, nunca antes.


¡Un fuerte abrazo!

Caperán


José Ángel Caperán

Psicólogo y coach en Gijón

Consulta en Gijón: C/Magnus Blikstad nº21 entres. D

Cita previa: 984 052 925

Mail: jacaperan@gmail.com

Twitter: @jcaperan

9 comentarios

  • # Marian Responder

    03/11/2014 15:55

    He caido innumerables veces pero siempre de una manera u otra me he vuelto a levantar cuando todo el mundo pensaba que ya estaba derrotada. Así que espero seguir cayendo y levantando cuantas veces haga falta aunque a veces se flaquee un poco por el camino. Lo importante es seguir adelante y no dejarse vencer por nada ni por nadie. Al menos esta es mi experiencia de vida, somos mucho mas fuertes de lo que nosotros mismos pensamos, así que animo y adelante. Gracias José Ángel por tus historias siempre tan ilustrativas.

  • # José Ángel Caperán Responder

    09/11/2014 12:14

    Muchas gracias Marian, la superación de los retos y centrarse en lo que tenemos que hacer para seguir, sin perder el tiempo ni perjudicarnos más (pensando en lo que no debemos hacer, en lo que ojalá no nos pase...), es la principal cualidad de los héroes.

  • # L. Felipe Responder

    08/12/2014 14:21

    Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan sólo lo que he visto. Y he visto: Que la cuna del hombre la mecen con cuentos... Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos... Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos... Que los huesos del hombre los entierran con cuentos... Y que el miedo del hombre... ha inventado todos los cuentos. Yo sé muy pocas cosas, es verdad. Pero me han dormido con todos los cuentos... Y sé todos los cuentos. ...no hizo más que recoger la voz de los desencantados de su tiempo y de todos los tiempos. Cuentos sobre cuentos.

  • # AMOR Responder

    10/12/2014 14:23

    Los padres -las madres judicialmente se suelen quedar con la custodia de los hijos- tienen una gran responsabilidad ante sus hijos. Somos maniqueistas. Es decir, tenemos una actitud ante la realidad que interpretamos en función de los valores de las acciones: buenas o malas. En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, que todo depende del color del ¿cristal? -o de la conciencia (si es que la tiene)- de quien mira. El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. Un buen principio prepara un buen futuro. No podemos elegir a los padres que nos dan el ser, hay seres que son engendrados por accidente o por inconsciencia y vienen de culo, como si no quisieran darle la cara al mundo. Cuando la obstetricia no estaba tan avanzada y no se dominaban las cesáreas, morían el feto y la madre. Y seguramente era lo mejor. Es la madre la transmisora de vida y por mucha igualdad política que logren como mujeres, si son madres, han de asumir una serie de responsabilidades. El niño imita lo que ve: si está en una casa de penuria afectiva y moral, si sus principios de vida son aprovecharse de todo y de todos, no se puede pensar en la ética ni en la filosofía. En la guardería ya se notan los principios que ha mamado el infante (incluye a los niños de uno a cinco años). La escuela no puede enseñar lo que no se aprende con las babas. En la familia se aprenden los principios, la escuela adiestra más que educa. Poder y saber expresar las emociones nos hace inteligentes y humanos. Si tienes el S.N.C. desquiciado por el estrés ¿cuáles pueden ser tus emociones? ¿Cómo te afectan a ti y a los demás? Más que un psicólogo hace falta cambiar la realidad en la que estamos insertos, porque no bastan instrucciones para saber afrontarla. Si un sentimiento es indeseable, sólo hay una forma rápida de eliminarlo, de sacarlo de nuestra mente: otra emoción, otro sentimiento más fuerte, incompatible con el que queremos desterrar. Podemos llegar a sufrir, a odiar o a amar con intensidad inimaginable. Las emociones influyen en nuestras reacciones espontáneas, en nuestro modo de pensar, en nuestros recuerdos, en las decisiones que tomamos, en cómo planificamos el futuro, en nuestra comunicación con los demás y en nuestro modo de comportarnos. Son críticas para establecer el sistema de valores, las convicciones y los prejuicios que guían nuestra conducta y determinan también nuestro comportamiento ético. Resulta, en fin, imposible separar el bienestar del estado emocional de las personas.

  • # Paz Responder

    12/12/2014 11:34

    Cuando me na bien en la vida ¿es porque tengo suerte? ¿es porque tengo talento? ¿es porque me enseñaron a elegir mi destino? ¿a vencer las dificultades? ¿a ser resilente? Si no encuentro un hombre que me aguante ¿ es porque ellos son unos cerdos que sólo busca sexo? ¿es porque no he aprendido a convivir? ¿Es cuestión de suerte encontrar a un hombre que me haga feliz, que me de seguridad, que me resuelva los problemas? Si no tengo suerte y no me toca el gordo de navidad ¿tendrá mi vida sentido? ¿Depende mi satisfacción del destino? ¿Soy posesiva, envidiosa, resentida...? ¿Soy insegura, débil, inmadura? ¿Me engañaron con las expectativas que me crearon? ¿Me engañé con los sueños que soñé? Estoy casada y me siento sola. ¿me puede hacer feliz un psicólogo?

  • # Carmen Responder

    13/12/2014 04:02

    Conocer a alguien siempre puede ser tan emocionante como emprender un viaje. De hecho es un viaje al interior de otra persona. Un persona siempre puede ser mejor que el mejor libro, que el mejor viaje, porque la comunicación ofrece el mejor puente entre las almas de las personas para llegar a su imaginación, al mundo subjetivo de de sus pensamientos más profundos. Y si además de ofrecernos sus palabras, nos presta sus oídos con atención, nos muestra su sonrisa y si podemos compartir una mesa para tomar algo ¿qué más le podemos pedir?¿Qué puede salir mal?

  • # Paco Responder

    14/12/2014 13:45

    Te has percatado que los cuentos tradicionales infantiles están cargados de roles que están configurando el género de las mentes infantiles con la identificación de los estereotipos que nos presenta el relato?. Luego de más mayor seguimos viendo cuentos y reproduciendo comportamientos estereotipados: el hombre es macho por una serie de atributos que le caracterizan, algo más que por eso que le cuelga, hay quien no los reúne en persona, salvo cuando interpreta. La mujer no es tan tonta, tan débil y ñoña, y el hombre no es tan inteligente ni tan fuerte, ni tan amable protector. Los modelos están globalizados, universalizados por las fábricas de sueños. Seguramente una coeducción desde el nacimiento, sin una carga de discriminación en función del sexo, ayudaría mucho a la convivencia. Estamos sentenciados a vivir con hombres y con mujeres, aunque para nuestra satisfacción personal elijamos a una persona de nuestro mismo sexo, o del opuesto. Si una persona no es capaz de ser autosuficiente por sí misma, no lo será con la compañía de otra, se asociará de manera simbiotica, con efectos benéficos para al menos uno de ellos, o se pegará de manera parasitaria a otra. A unas les va bien, otras pagan con su vida.

  • # Santiago Responder

    18/12/2014 17:29

    Es curioso: hoy los padres no tienen tiempo para los hijos. Hoy na por cesárea, porque el cuerpo de la madre ya no es flexible como a los 20 años, luego se les niega el calostro, el alimento y el afecto. La madre que reivindica esa igualdad con el hombre, pronto vuelve al trabajo y abandono a su retoño al cargo de otra persona, de la familia o ajena (a la que le tienen que pagar una buena parte de lo que gana la madre fuera de casa). Luego se le lleva a la guardería. A la vuelta del trabajo el niño cansa y hay cosas más importantes que hacer que contemplarlo. Y si se produce un divorcio... Quien ha tenido unos padres que le han dedicado tiempo y afecto, se nota. Viendo otros niños, te acuerdas de la padre que le parió y piensas lo feliz que sería si hubiesen tomado medidas anticonceptivas. Mi respeto a esas mujeres que trabajan hombro con hombre, que son independientes, que llevan su casa y su pareja sentimental y si han decidido tener hijos, ejercen de madres

  • # Gemma Responder

    20/12/2014 17:58

    Llega la navidad. Cada año caemos en los mismos errores y en los mismos tópicos y en los mismos comportamientos hipócritas que dijimos que no íbamos a volver a repetir. Caemos un año y otro.

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