Corta y pincha

Corta y pincha

Hace unos días, ante la presencia de los pendones de La Balesquida con sus tijeras sartoriales abiertas, tuve que explicar a un amigo extranjero su significado. Quedó tranquilizado porque había pensado, inducido por la atmósfera reinante, que las tijeras simbolizaban alguna amenaza o advertencia popular contra el poder en clave emasculatoria.

En todo caso, me dijo mi amigo, el subconsciente popular puede tomar las tijeras como sugerencia y en el mismo discurso incluyó la última escultura que custodia el Teatro Campoamor interpretándola como anticucho con el referente complementario del Cúlibus Monumentálibus casi adyacente.

En suma: sólo necesitamos volver a los tiempos en que se necesitaban eunucos para que las tijeras adquieran su funcionalidad plena, y, por otro lado, que surja un fenómeno tipo Vlad el Empalador para que esa brocheta con volutas de bronce dorado exhiba el espectáculo que la chusma haría para su complacencia ensartando a algún cotrincante (COTRICANTE, no CONTRINCANTE) de los muchos que nos afligen, en un intento cruel de invertir el sentido de los caudales que antes por la boca tragó el corrupto, o corrupta, que de todo hay

 

Nota: Anticucho no es lo que muchos asturianos han pensado. En Perú, es una brocheta, pincho moruno o espetón, a elegir.

1 comentario

  • # @coment Responder

    18/07/2011 06:27

    Se debería instaurar el premio COTRINCANTE DEL AÑO para ser exibido una vez al año espetando su foto y nombre en la susodicha escultura

Dejar un comentario

captcha